Fitur: cita con los colores, contrastes y sorpresas... pero también con los sabores

El consejero riojano de Turismo, Abel Bayo (i), con un cocinero del Cooking Team. Javier Lizón/EFE
photo_camera El consejero riojano de Turismo, Abel Bayo (i), con un cocinero del Cooking Team. Javier Lizón/EFE

La Feria de Turismo Internacional de Madrid, Fitur, que se celebra estos días en la capital y con la que realmente se abre el año del sector, es algo más que un conjunto de stands repartidos por los miles de metros cuadrados que ofrecen ocho pabellones del recinto ferial de Ifema.

Ese algo más que ofrece este evento y que supone recuperar el terreno perdido en años anteriores con respecto a los encuentros de Londres y Berlín, es superar el ser únicamente un escaparate mundial para países, turoperadores, prensa especializada, viajeros... Y llevar al visitante a un mundo de colores y sabores.

Basta con recorrer los pabellones donde se han instalado los países de África, Asia o Centroamérica y Caribe, e incluso Latinoamérica, para encontrarse en un mundo diferente, en un exotismo que ofrecen con sus vestidos tradicionales, e incluso con la forma de los stands que recuerdan construcciones típicas populares.

Se podía hablar de todos y cada uno de esos países, pero merece la pena destacar los vestidos tradicionales de las personas que atienden en Bostuana o en Ghana; así como en Jordania, Marruecos o Egipto, lugar, este último donde las columnas soportan el conglomerado que cobija a sus representantes.

Y qué decir de Centroamérica y Caribe, con la selva de Costa Rica puesta en casa, o la seducción de Panamá y Guatemala, país que se mueve en torno a los restos de sus pirámides mayas.

Más allá la sobria Europa, también con reclamos de cierto colorido con los trajes folclóricos típicos, pero que por ser más conocidos causan menos impresión.

Por otra parte, y desde hace algunos años, las diferentes ediciones de Fitur han ido incorporando la nueva fórmula del destino gastronómico, al que rápidamente se han sumado todos y cada uno de los países.

No se van a encontrar productos exóticos. Que nadie piense en comer insectos, peces extraños o similares. No. Es todo mucho más sencillo. Unos tamales de Guatemala o Perú; un pisco de los Andes; unos dátiles tunecinos; pastelillos de pistacho y miel en Líbano; dulces jordanos.

Al otro lado del pasillo, en los pabellones ocupados por las comunidades españolas, también hay degustaciones interesantes e importantes, aunque la mayor parte de las aportaciones gastronómicas se dejan para mañana, día más concurrido de la feria.

¿Qué les parecería alojarse en el hotel más pequeño del mundo?, ¿o cruzarse por un pabellón con una serie de individuos que sobrepasan los dos metros?, ¿e incluso poder conducir de modo virtual un Audi R8?

Esas son algunas de las sorpresas que guarda la 35 edición de Fitur, así como las aportaciones holográficas en 3D de una cadena hotelera española, o el ojancano de Cantabria, los caballeros medievales de Castilla, o un campo de fútbol de hierba artificial en el que se puede chutar contra una portería virtual.

Pero con todo, la principal sorpresa que está dando el evento es el hotel más pequeño del mundo. Son 15 metros cuadrados en un contenedor que cuenta con cama, armarios, sala para desayunar, gimnasio y baño completo con ducha. ¿Se imaginan?

Fitur comienza hoy, en su marco se desenvuelven los ofrecimientos turísticos de 165 países y mas de 9.000 empresas. Por tres días su visita estará restringida a los profesionales, el fin de semana será el público en general el que pueda disfrutar del mundo de aventura que es viajar.

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