Santiago y 'abre Galicia'

El Camino de Santiago y la propia ciudad del Apóstol conforman, sin duscusión, el principal recurso turístico de Galicia. Recorrer el casco viejo de Compostela, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es un placer en cualquier época del año y siempre ofrece algún matiz nuevo, por mucho que se haya pateado.



Pero Santiago es mucho más que su catedral y aledaños. Para quienes permanecen en la capital gallega durante varios días –o incluso para los propios compostelanos– existen diferentes visitas alternativas muy recomendables, sin tener que realizar largos desplazamientos.

Puente ‘de postal’

Ponte Maceira es uno de esos lugares que podríamos calificar como de postal.

Es un rincón pequeño en extensión, pero enorme en belleza. Se llega, desde Santiago, por varias rutas, pero la más sencilla quizá sea la que lleva al viajero por la carretera de Noia hasta el núcleo de Bertamiráns. Luego se dirige uno hacia la localidad de Negreira y a pocos kilómetros ha de apartarse en una rotonda próxima a la nave de la empresa láctea Feiraco.


Ponte Maceira es un núcleo con mucho encanto, al que se recomienda ir debidamente pertrechado con cámara de fotos y calzado cómodo. Desde allí, si hay tiempo, se puede continuar ruta hasta la villa de Noia, en la que vale la pena visitar –quien no sea demasiado aprensivo– su llamativo cementerio, poco conocido pero con verdadero interés artístico.

Jardines ‘de película’
En las proximidades de Santiago, por la carretera hacia Ourense (a entre 18 y 22 kilómetros de Compostela), se encuentran dos de los más singulares pazos de Galicia, no sólo por su arquitectura –que también– si no en particular por sus jardines, probablemente los más hermosos y espectaculares del país gallego.

El Pazo de Oca (teléfono 986 58 74 35) y el de Santa Cruz de Ribadulla (teléfono 981 51 20 11) son lugares ideales para hacer una pequeña escapada desde Santiago. Las edificaciones no son visitables, pero sí sus jardines, que por si solos justifican el viaje. Más salvaje el pazo de Ribadulla; más minimal el de Oca.

En el primero se sitúa una de las más importantes colecciones de camelias de la Península Ibérica; el segundo está lleno de rincones románticos, con un protagonismo destacado de las fuentes y el agua como elemento central de la decoración.

Zonas verdes
Pero, por lo demás y sin necesidad de salir de la ciudad, hay que decir que Compostela es una de las urbes gallegas que más y mejores espacios verdes tiene. Y hay que sacarles provecho.


Junto con la céntrica Alameda, desde donde se capturan –Paseo de la Ferradura– las mejores imágenes de la catedral (foto superior), y que sobre todo en la primavera se convierte en verdadero pulmón cultural de la ciudad, otros parques recomendables son el de San Domingos de Bonaval, cerca de los museos do Pobo Galego y el Centro Galego de Arte Contemporánea, y el menos conocido –también un poco más apartado del centro– de la Granxa do Sexto.

Este último parque, ubicado en las faldas del Monte Pedroso –al que tamén vale la pena subir, para disfrutar de magníficas vistas de Compostela– resulta muy apropiado para ir con niños. Situado un poco más arriba de la residencia oficial del Presidente de la Xunta, dispone de divertidos columpios, bien diseñados y cuidados, así como mucho espacio verde para jugar, correr o simplemente sentarse a leer un libro. También hay cafetería, para quien quiera tomar algo.

Recomendaciones

Para comer:

•    Como resulta realmente difícil recomendar en concreto uno de los muchos y muy buenos restaurantes de Santiago, lo mejor será, para quien esté en Santiago y tenga verdadero interés, acercarse a la oficina de Turismo municipal y adquirir (por tan sólo 5 euros) la recién editada –por la Concejalía de Promoción Económica y Turismo del Ayuntamiento– ‘Guía gastronómica de Santiago de Compostela’. Con información precisa y actualizada, este libro del periodista gastronómico Miguel Vila es una herramienta imprescindible para compostelanos y foráneos interesados por profundizar en el conocimiento sobre el buen yantar en la ciudad.

•    Por lo demás, de tener que escoger, por ejemplo, un trío de referencias, cabe mencionar:

-    Casa Marcelo, en la Rúa das Hortas, a unos centenares de metros de la Praza do Obradoiro. Una estrella ‘Michelín’. Quizáis el templo más en boga de la nueva culinaria gallega (menos de 60 euros). Acaba de reabrir sus puertas, tras una sutil pero acertada remodelación, y ha reforzado el aspecto creativo de su original carta.

-    Casa Camilo, cocina tradicional y de calidad, también en la zona vieja (menos de 35 euros). Un valor seguro para quien desee disfrutar de los más típicos platos de la cocina gallega, con una muy adecuada relación calidad-precio.

-    Calderón. Ademais de por a su gastronomía (muy orientada en función del mercado, respetando la tradición pero con un interesante y creativo toque de autor), este local –a caballo entre la zona nueva y el casco viejo– destaca por sus comedores que, a modo de reservados con diferente decoración, música, ambiente y capacidad, crean una atmósfera muy acogedora (menos de 50 euros).


Para comprar:

•    Santiago –no sólo la zona vieja– es un lugar ideal para ir de compras. Pocas ciudades de su tamaño pueden presumir de reunir, en tan pequeño espacio, semejante oferta comercial. Por destacar tan sólo los establecimientos dedicados a lo tradicional y artesanal, conviene visitar, por ejemplo, la Plaza de Platerías, pegada a la catedral y así llamada por la proliferación de tiendas especializadas en este preciado metal. El azabache es otro de los materiales estrella a la hora de buscar un recuerdo o un regalo en este mismo estilo. Por lo demás, ropa, delicattessen gastronómicas, arte, libros o incluso souvenirs, las posibilidades de compras en Compostela son infinitas...

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