Valor, precio, aprecio, lujo y calidad

José Posada (www.marronglace.net)
photo_camera José Posada (www.marronglace.net)

Tengo amigos con lo que se llama “Boca cuartelera”. Solo les gustan y comen fabadas, sopas de sobre, filetes muy fritos, sardinas de lata, empanadas duras, y para beber, cubatas o tinto con gaseosa. No les gusta el Champagne, el Foie-Gras, el Marrón Glacé, ni el vino Gran Reserva. A pesar de tener mucho dinero, revisan cuidadosamente la factura de sus comidas y reclaman malhumorados un servicio por encima de lo que pagan, merecen y tienen en sus casas. Y tengo otros amigos que tienen buen gusto, pero no medios para satisfacerlo, y están frustrados, en un “quiero y no puedo”, tratando de encontrar diariamente la frontera entre sus gastos y sus gustos.
 
Como bien decía Sócrates, hay dos formas de solucionar estos problemas: o reducir tus gastos o aumentar tus ingresos. Los más, tratamos  de encontrar cotidianamente la segunda solución, con el recurso más  valioso y escaso, el ingenio humano.
 
Y viene al caso, porque, como fabricante de Gastronomía, tengo todos los días que explicar a alguien que no se confunda, que no hay Marrón Glacé barato, como no hay tampoco Champagne, Caviar, Foie-Gas, Trufas, mariscos , etc, rebajados. Hay productos caros y excelentes, pero si los compras baratos, desconfía que ya no lo serán.
 
Si pagas como un avaro, para dejar una gran herencia, buenos vinos a tu viuda, o ser el mas rico del cementerio, puedes acabar con una gaseosa, comiendo un bocata reseso, en una gasolinera de autopista, cosa que no le deseo ni a mi peor enemigo. Y es mejor privarse de ese pienso y adelgazar, que comer y beber mal, y en mala compañía, cavilando: ¿Es que no merezco algo más? Y, al final, cada uno es lo que come,  come lo que merece, y sobre todo con quien y en que forma lo hace, porque las circunstancias definen claramente al individuo, su gusto y su clase.
 
No, amigo, no es posible pagar poco y tener mucho. Si lo haces, atente a las consecuencias, ya que tienes muchas posibilidades de ser defraudado y engañarte a ti mismo, que es el peor y más estúpido engaño. Cuanto más se paga, la realidad nos dice que más puedes exigir y esperar una adecuada satisfacción.
 
Los hedonistas de mi pueblo dicen que “La buena vida es cara. La hay mas barata, pero ya no es vida”. Y a tener en cuanta el refrán: “Todo necio confunde valor con precio”. Por eso, cuando compras un Rolls y preguntas cuanto consume de gasolina, regateas unos Levi´s auténticos en un mercadillo, buscas champagne barato o Marrón Glacé de ocasión, estás haciendo el canelo, buscando que te engañen, y quedando como un “quiero y no puedo”.
 
Mejor limitarse que pretender lo que no te dan los medios, y hay además alimentos que son baratos, te compensan, reconcilian, y son magníficos para el diario yantar. No pretendas cosas de lujo baratas. No las hay ni debe de haberlas, porque, como bien filosofó Sancho el Escudero, son comidas ocasionales, que los ricos comen cuando quieren y los demás, cuando ha la ocasión.
 
José Posada
AGAXET/FIJEV WRITER
[email protected]
www.marronglace.net

Comentarios