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La kermés de un escritor noruego

Karl Ove Knausgård dio su salto literario con un proyecto contenido en seis volúmenes que tituló Mi lucha. Como el nombre sorprende, él aclara: "Al principio sí, intenté provocar, pero me ha salido mal porque he tenido tanto éxito que ahora cuando se dice Mi lucha, aparezco yo antes que Adolf Hitler"
Karl Ove Knausgard
photo_camera Karl Ove Knausgard

EL 27 de junio de 2017, en el marco del Festival Literario Kosmópolis, que se viene celebrando desde el 2002 en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, el escritor noruego, Karl Ove  Knausgård , dijo estas palabras, que fueron recogidas por la periodista Mónica Bergos: "Los familiares de mi padre me acusaron de mentir. Dijeron a los medios de comunicación que no era cierto que él muriera a causa de la bebida, que había fallecido por un infarto. Me acusaron de inventarme la tremebunda descripción de esa casa para hacerme famoso a costa de las desgracias de mi familia. Fueron tantas las críticas que incluso yo empecé a dudar de mis propios recuerdos. Por suerte, días después recibí una carta de una asistente social que había estado en esa casa y confirmó que mi descripción era cierta. Incluso dijo que el estado en el que se encontraba esa vivienda era peor que el que yo había detallado en el libro. Esa confirmación supuso un alivio para mí y para mi editor".

Karl Ove  Knausgård , que remueve los recuerdos para escribir y, a veces, encuentra sustantivos parecidos a podredumbre.

Nace en Oslo el 6 de diciembre de 1968. Después, va viviendo y va creciendo, entre miserias y euforias, aburrimiento, y ciertas ráfagas de esplendor que se aprecian, normalmente, cuando ya han desaparecido. Todo eso lo sabemos porque podemos leerlo, es decir, porque el Karl Ove niño se convierte, de adulto, en escritor. En un escritor que cuenta su vida, de manera tan pormenorizada que provoca cosas y, en ocasiones, esas cosas no son lo que se dice buenas para los demás. Así que la inmensa saga subtitulada ‘Mi lucha’, editada en España por Anagrama y que comprende seis volúmenes y un total de casi 3.600 páginas, se puede entender desde dos perspectivas que, como no, no podrían existir sin estar ligadas la una a la otra, en continua retroalimentación. Nada extraño, sino al contrario. Muy de la época de la fluidez y del espectáculo. 

Se da, imposible negarlo, un fenómeno literario. Muchos críticos lo han denominado el fenómeno literario del siglo XXI. El boom de las letras escandinavas, millones de ejemplares vendidos, múltiples entrevistas en múltiples cabeceras internacionales, carne de análisis sesudo, que llega hasta el hueso y desvela maravillas y puede que también trampas. Si estuviésemos hablando de un guion cinematográfico, la publicación de estas memorias se marcaría claramente como el punto de giro crucial. A partir de ese hecho, todo se transforma.

¿Qué pasaba antes? de  Knausgård  era un escritor medianamente conocido en su país. Medianamente respetado por la crítica. Antes de ese momento, contaba con dos libros publicados. El primero había recibido el Premio de la Crítica Literaria Noruega y el segundo había obtenido más premios. Con este último consiguió traspasar alguna que otra frontera, más erudita que popular. De tintes religiosos, cuenta la historia de los ángeles, pero aquí, en la Tierra, y reescribe ciertos pasajes de la Biblia. Si bien se puede calificar de libro original y/o extraño, también se vislumbra algo más: las intenciones del escritor no parecen ser, precisamente, modestas. Antes de ya soñaba con algo más grande que mediano.

Un desfile de reproches, vergüenzas, ofensas, calumnias y, claro está, demandas

Él, de todos modos, continúa afirmando en las entrevistas que esta empresa literaria nunca fue intencionada: "Todo este proyecto narrativo se originó accidentalmente, al morir mi padre totalmente alcoholizado. Ese es el tema de mi primer libro, el padre no explorado. Al principio, no tenía la intención de plasmar toda mi vida en una serie literaria, no tenía planes. Pero, al ir escribiendo, me di cuenta de que eso le podía dar un gran sentido a todo". Y así fue como empezó. Con La muerte del padre. Mi lucha I, en el que detalla, ilustra, revela una vida girando en torno a otra vida, que después será muerte o que después será ruina o que después viene a ser ambas cosas.

A partir de la publicación, en 2009, de esta primera entrega, se da el segundo fenómeno, que ya no es editorial, sino, digamos, que pasa a pertenecer a la esfera de la exhibición. Un desfile de reproches, vergüenzas, ofensas, calumnias y, claro está, demandas. De la familia, especialmente de su tío Gunnar que cuenta con bastantes entradas en el texto, y que se empeña, ya fuera de él, en mantener el buen apellido, Knausgård. Mancillado para siempre con palabras-cuchillo, con palabras verdad. Y entre los dimes y diretes por ambas partes, que iban transcurriendo a temperaturas bajo cero, como todo lo que sucede en aquellas latitudes, se publica el siguiente libro, que se puede interpretar como un segundo golpe. Un hombre enamorado. Mi lucha II, en el que desgrana la separación de su mujer quien, dicho sea de paso, encuentra desagradable descubrir en el libro aquella infidelidad de la que nunca había oído hablar. El escritor, entonces, pasa a relatar las vicisitudes de su ser enamorado. Se casará con Linda Boström, poeta, con la que tendrá tres hijos. Y tendrá problemas dentro y también fuera del libro. Más adelante, habrá un segundo divorcio y su exmujer declarará ante la prensa, al hilo de la publicación de su libro Niña de octubre —una autobiografía, por cierto—: "Es un buen escritor, que hace ficción con sus recuerdos de un modo algo narcisista. La mirada que ofrece sobre mí es muy limitada, me molestó porque es como si no me conociera". Él, por su parte, comentó: "Mi exmujer es cierto que también montó en cólera, y apareció mucho en los medios criticándome, pero luego lo aceptó y ahora ya está mejor". Y tan alegremente se fue sucediendo esta entretenida kermés.

La sociedad escandinava, no lo puede negar, tuvo sin duda su tiempo de diversión.

A medida que se van publicando las siguientes entregas, el escritor pierde familiares y amistades y gana reconocimiento. Las expectativas crecen, no se sabe si para bien o para mal. Se publica, por este orden, La isla de la infancia, Bailando en la oscuridad, Tiene que llover y Fin. Con esto da por concluido un proyecto y una etapa y, quizá un destino. Era el año 2011. Una vez dijo, en referencia a ese tiempo: "Esa locura duró un par de años. Aprendí a vivir con ello, y a entender que ese tipo que salía en las revistas no era yo. Era un personaje, una caricatura. Aún hoy intento no leer nada de lo que aparece en la prensa sobre mí, porque son cosas que están fuera de mi control".

Se le oyó decir que estaba preparado para abandonar la introspección, la autobiografía. Pasar página. Entonces se convirtió en editor y periodista, se mudó a Estados Unidos

Karl Ove  Knausgård. De los  Knausgård  de toda la vida, ahora ofendidos, renegando. Erigir la obra monumental para acabar siendo un personaje del que alejarse.

Se le oyó decir que estaba preparado para abandonar la introspección, la autobiografía. Pasar página. Entonces se convirtió en editor y periodista, se mudó a Estados Unidos y escribió sobre sus viajes para The New York Times Magazine. Pero volvió a las gélidas tierras del norte con una nueva esposa y una hija a punto de nacer. Es a ella a quien decide dirigir sus palabras. En 2021, la editorial Anagrama publicó los cuatro volúmenes del Cuarteto de las estaciones, en los que habla con su hija por venir. Le explica cosas. Se adelanta al futuro. En lo que parece un intento de atrapar aquello que no existe y que, por lo tanto, todavía no se fue.

Mucha gente vio en él una ambición a la manera de Proust. Un sueño logrado: "Si Proust condujo al límite a la novela realista, el noruego ha trascendido las fronteras de la autoficción", dijo Domingo Ródenas de El Periódico de Catalunya. "Gran literatura", dijo Alberto Manguel en El País. Muchos otros vieron otra cosa. "Su frase es larga, digresiva, cliché, detallada, enumerativa, hiperrealista, concebida en una lógica de inventario: aburrimiento sin calidad", dijo Pierre Assouline, periodista y escritor francés. 

Él sigue escribiendo con un éxito considerable. Aunque el boom pasó. Las luces de la fiesta se fueron apagando, así como las voces y los sonidos del mundo devorando historias.

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