Blog | Marta está harta

El día que conocí a 'Hermano Mayor'

Marta Vidal junto a Pedro García Aguado
photo_camera Marta Vidal junto a Pedro García Aguado

El sábado 15 de septiembre 2018, me levanté muy temprano para ser sábado, pero es que el viernes me acosté muy temprano para ser viernes y además era la conferencia de Pedro García Aguado (de Hermano Mayor) y estaba impaciente, porque realmente admiro su trabajo y fui muy fan de su "horrible" trabajo en Hermano Mayor. Quedé con Mercedes, una amiga que también se dedica a esto de la educación, para ir. Y allí nos presentamos un cuarto de hora antes y estaba a tope. Cuando entramos lo vimos al fondo de la sala.  Era igualito que en la tele: alto, guapo, 'cachitas' y cara de buena persona. Quizás más sonriente, pero es que sonreír mientras grabas Hermano Mayor, debe ser imposible, pienso yo.

Frente a él, una legión de fans con su libro bajo el brazo. Él los firmaba encantado, así que decidí ponerme a la cola y que me firmara el mío también, y ya si fuera posible cruzar unas palabras, presentarme, presentarle a Marta Está Harta y hablarle de la adolescente, pues objetivo de fan cumplido. 

Finalmente fue posible y es que en Lugo un lleno total no pasa de las 100 personas y nos aceramos unas 20, así que pude presentarme. Muy emocionada, empecé a hablarle de mi proyecto y de mi blog y también de mi adolescente.

De la adolescente me dijo que es que cuando te toca un hijo cuadrado, la cosa no fluye como queremos, que el también tenía una adolescente cuadrada que le daba para muchas anécdotas y charlas, y cuando tienes un "hijo que no fluye" lo único que te queda es la paciencia. Mientras me hablaba pensé: ¡Si da los mismos consejos que yo! y me vine arriba, no voy a engañaros. Me dio subidón de autoestima profesional. Pedro Aguado opinaba lo mismo que yo sobre la educación y el esfuerzo y además tenía también una hija "cuadrada" como yo.

Las dos horas se me pasaron volando. Al final le pregunté si todo el trabajo que había hecho con la adolescente antes de los 12 años "seguiría ahí". Me respondió que si y me quedé más tranquila. Y entonces empezó a sonar mi teléfono. Era la adolescente que estaba ya modo sábado fiestas de Saavedra, pidiendo permisos y liándome la cabeza para que la llevara, la trajera y no sé que historias más. Y es que a veces "en casa de herrero, cuchillo de palo"

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