Opinión

Ensayo de una entrevista

El pasado lunes, la escritora y periodista Lucía Lijtmaer se acercó hasta Lugo, a la librería Lectocosmos de Lugo, para presentar su último libro, la novela 'Cauterio'. Desearía haber estado presente para realizarle las preguntas que llevo tiempo queriendo hacer, o haber tropezado con ella por una calle de la ciudad y que terminase en una conversación.
Lucía Litjmaer visitó la librería Lectocosmos en Lugo / XESÚS PONTE
photo_camera Lucía Litjmaer visitó la librería Lectocosmos en Lugo / XESÚS PONTE

LO CIERTO es que esto fue imposible porque Lijtmaer y yo coincidimos en tiempo y espacio, pero en direcciones contrarias. Mientras ella se acercaba a una velocidad X hacia la ciudad amurallada, en la que resido, yo salía de esa misma urbe en dirección a la capital del reino español, a una velocidad que determinó el piloto del avión, donde ella reside. En ese intercambio de casualidades, quise imaginar un cuestionario para paliar mi frustración.


Le preguntaría a Lijtmaer por qué en 2014, por qué ubicar a su personaje de ficción en ese año y con la creencia de que se acerca el apocalipsis. No es 2012, no hay un calendario maya que indique el fin de una era. Es en los detalles, en las pequeñas elecciones que parecen triviales donde el autor puede hablar a través del personaje y sanar heridas, quizás desconocidas, para las que la literatura es terapia o cura.


También ahondaría en la otra historia que se cuenta en Cauterio, la de Deborah Moody, una de las mujeres perseguidas en los juicios de Salem y que trazó el primer mapa o ruta de lo que hoy en día es Brooklyn, que formó su propia sociedad con otros apartados de la sociedad. Por qué esa historia, por qué el pasado, por qué dos mujeres trazando un mapa único con su propia vida. Pero estas son, a mi modo de verlo, las preguntas sencillas que habrá repetido hasta la saciedad.

El propio título del libro despertará el mismo interrogante durante estas semanas, el motivo detrás de la elección de la palabra cauterio, un objeto que se emplea en el procedimiento curativo de una herida para quemar o destruir un tejido orgánico, por su acción cáustica o corrosiva o por efecto del fuego."«Porque a ti, Lucía, ¿qué te ha llevado a hacer estas elecciones?".

Sin embargo, a Lucía Lijtmaer son otras las cosas que quisiera preguntarle. Su voz es una de las más reconocibles en el mundo de los podcast en español gracias a Deforme semanal, su formato junto a Isabel Calderón que recibió un premio Ondas el pasado año. Ellas comenzaron a hacerlo en directo, en salas, en teatros, en bares, antes de que eso fuese lo habitual. Llevaron la tertulia de nuevo al espacio público. Su programa es todo lo que un sector de la sociedad no encuentra en ninguno de los 300 canales de televisión actuales.

Me gustaría que me explicase su obsesión con Truman Capote y su vida íntima, por qué le apasiona el universo de traiciones a amigos que creó el escritor


Lijtmaer es experta en recabar datos, historias de vida, anécdotas de otras voces artísticas que luego expone en su programa y, en parte, en sus escritos. Me gustaría que me explicase su obsesión con Truman Capote y su vida íntima, por qué le apasiona el universo de traiciones a amigos que creó el escritor. También su relación con la literatura latinoamericana, a la que recurre en muchas ocasiones y pone sobre la mesa frente a la literatura europea.


Su relación con ambos continentes es un punto interesante en la biografía de Lijtmaer. Es hija de inmigrantes argentinos en calidad de exiliados y se reconoce como exiliada de segunda generación. Esta historia la narró en su primera novela Casi nada que ponerte, en la que reconstruye el pasado reciente de Argentina, como la gran crisis de 2001, así como su propia travesía para construir su identidad.

Aunque más allá de Argentina, me gustaría preguntarle por lo anterior a eso, sobre sus raíces polacas, entre otras, y los lugares, relatos y huidas que esconden sus dos apellidos: Lijtmaer Paskvan. "¿De dónde proviene tu genealogía, Lucía, y cómo eso te ha influído? ¿Te preocupan los orígenes de tu familia, no desde lo histórico sino desde lo personal?".

Como periodista que investigó la Deep Web en primera persona y plasmó en ‘Quiero los secretos del Pentágono y los quiero ahora’, estoy convencido de que ella ha investigado sobre sí misma en caso de sentir esa inquietud, que seguro tiene solo por las veces que reconoce haber deletreado su apellido a lo largo de su vida.

Su gran aportación ensayística, sin embargo, es Ofendiditos, un texto sobre la criminalización de la protesta

Con el retorno de Lijtmaer a la ficción, seis años después, la escritora barcelonesa abandona una racha de textos ensayísticos que la sitúan como una de las voces intelectuales del panorama intelectual, en especial en el ámbito feminista. Con Yo también soy una chica lista puso el foco sobre los estereotipos de género dando respuestas honestas a problemas complejos que habían ocupado años a la Academia.

Su gran aportación ensayística, sin embargo, es Ofendiditos, un texto sobre la criminalización de la protesta y en el que señala las dinámicas reaccionarias de ciertos sectores sociales hacia el avance y progreso de grupos sociales discriminados. En tiempos en que se habla sobre si la libertad de expresión no existe por "sensibilidades de alguna gente", Lijtmaer ahonda en los discursos del señalamiento público.

Alrededor de estos temas, preguntaría a Lijtmaer si ha recibido amenazas de muerte debido a sus ensayos, si sus textos son demasiado certeros para la conciencia de aquellos a los que expone en su podcast cada quince días, si sobre estos años de exposición mediática masiva su vida ha cambiado tanto —también a mal— como para volcarse en el personaje sin nombre de Cauterio, hablar a través de él sin quererlo, y trazar su propia huida de una Barcelona gentrificada, decadente, que es en realidad la propia sociedad. «¿Lucía, te estás despidiendo de ti misma?».

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