Empiezan a perforar un túnel para llegar al niño que cayó a un pozo en Málaga

Los padres de Julen viven su segunda tragedia en menos de dos años: perdieron a otro hijo

Los equipos de rescate para hallar al niño Julen, que cayó a un pozo en la localidad malagueña de Totalán, han comenzado a abrir un túnel lateral de unos 80 metros, aprovechando la pendiente de la montaña, para intentar llegar a la zona donde se supone que se encuentra el pequeño, ha informado la subdelegada del gobierno en Málaga, María Gámez.

Los trabajos han comenzado a las siete de este martes, después de que los equipos de rescate lleven horas succionando la tierra bajo la que podría encontrarse el niño de dos años, y dado que las máquinas empleadas han encontrado una masa compacta que no se puede sacar, a unos 73 metros de profundidad.

La subdelegada del gobierno ha explicado que ésta es la alternativa más segura de las tres posibilidades que desde el lunes se barajan y que las otras dos, la apertura a cielo abierto y la creación de un túnel paralelo al pozo donde cayó el pequeño, se consideran menos seguras, aunque no están descartadas.

Hay tres factores condicionantes en el operativo, ha dicho Gámez: la seguridad del pequeño, emplear el menor tiempo posible y la orografía del terreno, que dificulta los trabajos.

Un robot llegó inicialmente se llegó a 73 metros de profundidad del pozo, de un total de 107 metros que tiene, donde no pudo continuar al encontrarse con tierra dura.

La segunda tragedia familiar
La familia permanece en el lugar, donde ha sido continuo durante toda la jornada el trasiego de vehículos de servicios de emergencia.

Una psicóloga también se ha desplazado para atender a los familiares del menor y en el amplio despliegue de medios de comunicación presentes en la zona figuran algunos extranjeros.

El padre, José Rocío, feriante ahora desempleado, y la madre, Victoria María García, trabajadora de una cadena de hamburgueserías, son vecinos de la popular barriada de El Palo y el domingo fueron a pasar el día a la finca de unos amigos del barrio, situada en la vecina localidad de Totalán, en una zona de montaña de olivos y almendros.

Los padres de Julen, según informa El País, ya vivieron una tragedia similar hace casi dos años, cuando perdieron a otro hijo, Óliver. Tenía tres años y falleció repentinamente cuando paseaba la playa.