La directora ejecutiva del Banco Mundial, la búlgara Kristalina Georgieva, se impuso este viernes al exministro holandés de Finanzas y expresidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, como candidata europea para suceder a Christine Lagarde al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI). Los dos quedaron como únicos contrincantes después de que España retirase este viernes la candidatura de la ministra de Economía en funciones, la coruñesa Nadia Calviño, en aras de facilitar el consenso en la UE y para así poder "mantener para Europa la silla del FMI".
Con ese objetivo también dio un paso atrás el gobernador del Banco de Finlandia, Olli Rehn. Este último lo hizo tras la primera votación, en la que, como era previsible, ninguno de los candidatos conquirió un apoyo mayoritario de los socios comunitarios. El jueves también renunció a sus aspiraciones el presidente del Eurogrupo y ministro de Finanzas luso, Mário Centeno.
Aunque la batalla por encabezar la institución con sede en Washington se extenderá hasta el 4 de octubre, el plazo para presentar las candidaturas finaliza el 6 de septiembre. Los 24 miembros del directorio ejecutivo se entrevistarán con los pretendientes, que deben tener experiencia reconocida en política económica, un bagaje profesional "excepcional" y habilidades diplomáticas contrastadas. Pese a las exigencias, los tres últimos responsables —Dominique Strauss- Kahn, Rodrigo Rato y la propia Christine Lagarde— se vieron envueltos en escándalos judiciales.
Las opciones del candidato europeo son elevadas, pues en toda la historia del organismo —constituido en 1945 e integrado por 189 países— los directores gerentes procedían del viejo continente. Únicamente los estadounidenses Anne Osborn y John Lipsky ocuparon el cargo en 2004 y 2011 de forma interina por unos meses. A cambio, EE.UU. mantiene el control del Banco Mundial.
Así, todo indica que la búlgara Kristalina Georgieva será la próxima responsable del FMI, pues los 28 alcanzaron este viernes un acuerdo para su elección pasadas las 21.00 horas tras doce de negociación y tres votaciones. Se impuso pese a que no consiguió la mayoría cualificada, que pasaba por obtener el respaldo de al menos un 55% de los estados que representen al 65% de la población europea.
Aunque Dijsselbloem se opuso en un inicio a su designación, finalmente cedió y felicitó a su contrincante en Twitter. La urgencia obedece a la presión de los países emergentes, interesados en acabar con el monopolio europeo de la institución, que inyecta financiación a los estados en crisis.
