Por el Camino cuando es su época

Los peregrinos de la ruta de Invierno valoran el paisaje, pero echan de menos más hospedajes
Un grupo de peregrinos de Málaga y Madrid se hace una foto durante un descanso en el Camino de Invierno. EP
photo_camera Un grupo de peregrinos de Málaga y Madrid se hace una foto durante un descanso en el Camino de Invierno. EP

Salva Escaño y Manuel Pavón son dos amigos que llegaron desde Málaga a Monforte para iniciar en la ciudad del río Cabe el Camino de Invierno. Expertos peregrinos, antes llegaron a Santiago por el recorrido Francés y el Portugués. Por la página web de la Xunta supieron del Camino de Invierno y se decidieron.

Puede parecer fuera de fecha, pero lo cierto es que la historia dice que la ruta se hacía, como su nombre indica, en invierno, cuando los peregrinos se desviaban con el fin de sortear la nieve de O Cebreiro. No se han encontrado con nieve (sí con mucho frío), pero a pocos kilómetros de llegar a Santiago, Escaño y Pavón estaban ayer maravillados con lo visto.

"Es muy bonito y, además, hay poca gente, por lo que caminas muy tranquilo. Eso sí, algunas etapas son muy duras", comentaron los dos peregrinos malagueños. "Solo nos hemos encontrado con otro caminante y un ciclista", añaden Salva y Manuel, quienes apuntan el vino y las bajadas y subidas del Miño (aunque duras estas) como sus experiencias favoritas en una Ribeira Sacra que desconocían hasta ahora.

"Es preciosa. La verdad es que nos sorprendió. Solo echamos de menos que estuviesen abiertas más iglesias", señala Salva Escaño. De la misma opinión es su hermano Antonio, sumado a la ruta poco después junto a un amigo del grupo, Víctor Machota.

La crítica relacionada con la falta de hospedaje no es nueva. Y eso que en los últimos tiempos han abierto varios albergues en la comarca

"Es una pena, pero solo pudimos disfrutar del interior de un templo, ya al llegar a Silleda. Para mí, que me gusta el arte románico, fue lo peor del viaje. Solo vimos las pedanías", explica el peregrino, encantado con el hecho de que el Camino transcurra casi siempre "en contacto con la naturaleza, te hace meterte en bosques y por vías secundarias".

Otro de los puntos negativos es la ausencia de hospedajes. Cuenta Salva Escaño que Manuel Pavón y él decidieron hacer tres etapas en dos debido a los pocos lugares donde pararse a descansar. "Entre Chantada y Rodeiro lo pasamos un poco mal, porque no había casi restaurantes ni fuentes", dicen.

RECURRENTE. La crítica relacionada con la falta de hospedaje no es nueva. Y eso que en los últimos tiempos han abierto varios albergues en la comarca, concretamente en Monforte y Chantada, que se unen al de Quiroga.

Desde el centro de atención al peregrino de Monforte indicaron que la mayoría de consultas de la gente que llega a sus instalaciones tienen que ver, precisamente, con los servicios. Dónde comer o dormir son las preguntas más habituales en las oficinas, abiertas de forma muy reciente, el 11 de septiembre del año pasado.

"Es preciosa. La verdad es que nos sorprendió. Solo echamos de menos que estuviesen abiertas más iglesias"

Desde el centro apuntan también que el perfil medio de peregrino que llega a Monforte está muy centrado única y exclusivamente en hacer el Camino. Es raro, según señalan, que pregunten por recursos turísticos que visitar.

La explicación que dan a este hecho es que las etapas del Camino de Invierno son duras y largas. La media es de 30 kilómetros diario que, además, transcurren en un porcentaje alto por montaña, con muchos cambios de rasante.

Es por eso que el cansancio impera y que la mayoría de las veces los peregrinos prefieren tener claro dónde pernoctar para descansar bien y prepararse de cara a la etapa siguiente. Los caminantes acostumbran a apuntar a los tramos entre Quiroga y Chantada como los más complicados.

Más en Actualidad Xacobea
Comentarios