'Ons', una película de misterio rodada a merced del clima de la isla

La película de Alfonso Zarauza llega este viernes a cartelera 6 años después de 'Los fenómenos'
Morris y Melania Cruz, en una escena de la película. EP
photo_camera Morris y Melania Cruz, en una escena de la película. EP

Seis años después de Los fenómenos, Alfonso Zarauza volvió a tierras gallegas para rodar Ons, una obra intimista con una fuerte carga de misterio marcada por el carácter de la isla pontevedresa, con la que consigue atrapar al espectador y que habla "de la necesidad y la escasez".

"Me interesaba más la parte de la escasez, porque siempre estamos como con desafectos, siempre nos pesa lo que no tenemos, de lo que carecemos. Entonces, esas carencias es lo que nos hace a veces tener esa angustia, esa tristeza o esa necesidad de tener algo. Por lo que creo que la escasez es más importante que la necesidad, y en la película se refleja muy bien", apunta el director gallego.

En la cinta, que llega a las salas de cine de la mano de BTeam este viernes tras su paso por el Festival de Sevilla y el Festival Cineuropa, cobra especial protagonismo el escenario natural elegido para trabajar, la isla de Ons, donde se realizó un film "muy condicionado por la climatología, hasta el punto que solo dos días se pudo cumplir con el plan de trabajo", señala Melania Cruz, la actriz protagonista.

No obstante, rodar en un paraje natural a merced del clima fue "muy emocionante y exigente para el equipo", porque significaba que tenían que estar preparados para las secuencias que hubiera que hacer, dependiendo de lo que el tiempo les indicase. 

"La isla tiene tanta fuerza que se nutre de los personajes de la película", asegura Zarauza. 

"Nosotros teníamos muy claro qué clima queríamos tener en cada secuencia, si tiene que hacer sol, si tiene que hacer niebla o haber un temporal, y esto es muy difícil de conseguir porque hasta tres horas antes de empezar a rodar no lo sabíamos. En este sentido agradezco a los actores y a todo el equipo su paciencia y compromiso, porque rodar de esta manera es un auténtico caos para todo el mundo", apostilla.

El otro protagonista, Antonio Durán (Morris), por ha confesado que la primera lectura del guión ya le transmitió "un personaje creíble" al que dio forma en su mente. "El trabajo de guion es espléndido, está muy bien escrito y se lee de manera muy fácil, porque no hay tantas preguntas sin respuestas como en la película. Conforme vas leyendo te vas imaginando hacia dónde puede ir la historia, te atrapa".

Al mismo tiempo el director de la cinta considera "fundamental el trabajo con los actores", cuyos nombres fue definiendo en el transcurso de los cinco años que duró todo el proceso para sacarla adelante: "Durante todo ese tiempo estuve yendo y viniendo a la isla para poder hacer el guion y pensando bien en los personajes".

Tras una profunda depresión por la muerte de su amante en un accidente de coche, el doctor Vicente (Morris) llega junto a su esposa Mariña (Melania Cruz) a una remota isla del atlántico, con el objetivo de pasar el verano, curar su enfermedad y recuperar su matrimonio.

La vida en la solitaria isla le sienta bien a Vicente, que pide a su mujer prolongar su estancia y pasar el otoño. Cada día se va sintiendo mejor, hasta que, tras un naufragio en medio de un temporal, una misteriosa y amnésica mujer (Creba, interpretado por la francesa Anaëlle Snoeck) aparece en la isla e irrumpe en sus vidas. A partir de ese momento ya nada volverá a ser lo que era.

"El personaje de Creba es un poco fantasmagórico, aparece de una manera extraña y desaparece de una manera misteriosa, incluso lúgubre (...). Toda la película tiene un pantone de colores fríos, y el único color cálido es el del abrigo rojo de Creba, cosa que lo hace aún más fantasmagórico. El personaje es esencial para precipitar todo lo que necesitamos que pase entre los protagonistas, es como ese quiste que tiene que estar", aclara el director.

Ons se rodó en plano-secuencia, lo que "condicionó bastante el montaje de la película", que carece de música añadida, y se apoya en el sonido de la propia isla para acompañar al espectador por la pantalla.

Zarauza se apropia de la particular geografía del lugar, plasma con precisión cómo esta condiciona la psique de sus personajes y, finalmente, consigue traspasar la frágil línea que separa realidad y ficción, mezclando un relato que habla de la esencia más profunda de un lugar real y con historia propia. 

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