El encarecimiento de los alimentos perdió intensidad en febrero en Galicia pero no cesa

El abaratamiento de la electricidad contribuyó a que el IPC se moderara al 3,2%, pero la comunidad se mantuvo como la segunda con mayor subida del coste de la vida tras Extremadura

Un carro de la compra a la salida de un supermercado. Europa Press
photo_camera Un carro de la compra a la salida de un supermercado. EUROPA PRESS

El índice de precios de consumo (IPC) que cada mes actualiza el Instituto Nacional de Estadística permite conocer si el coste de la vida sube o baja y en qué magnitud lo hace, aunque para el ciudadano el mejor termómetro es su propio bolsillo. En febrero, los datos publicados este jueves dicen que la inflación pisó el freno en Galicia al situar su tasa interanual en el 3,2%, seis décimas menos que en enero. Por lo tanto, el alza se modera, pero no cesa, y a los consumidores se les está haciendo muy larga esta etapa de precios elevados.

Los hogares en Galicia lo sufren con más intensidad que en otras comunidades, pues fue la segunda con el IPC más alto, solo por detrás de Extremadura. Suele estar en esos primeros puestos. De ahí que en el conjunto de España la tasa se quedara por debajo, en el 2,8%, tras reducirse seis décimas. 

Entre lo que jugó a favor de las economías domésticas el mes pasado está el hecho de que la electricidad fuese considerablemente más barata que hace un año en un escenario en el que la mayor generación a partir del viento y el agua contribuyó a tumbar el precio de megavatio. También los carburantes estaban algo menos caros que a esa altura de 2023.

Por el contrario, continuaron subiendo los alimentos y las bebidas no alcohólicas, aunque lo hicieran con menos fuerza. Llenar nevera y despensa fue en febrero un 5,9% más costoso que un año antes, dos puntos porcentuales menos que la subida registrada en enero. Se trata, además, del incremento interanual menos intenso de los dos últimos años. Que la inflación alimentaria se modere tras llegar a marcar una tasa del 16,6% hace un año es positivo, pero lo que ansían las familias es una bajada de precios en el supermercado.

Si comparamos la evolución de los productos más esenciales en el último mes, hay algunos (como el pescado, las legumbres y hortalizas o algunas carnes) que estaban en febrero algo más baratos que en enero, pero con respecto a un año antes la gran mayoría mostraban subidas. Era el caso del aceite (+45,9%), convertido en verdadero oro líquido por su precio; el pescado (+8,2%); la fruta (+7,1%); el azúcar (+7,2%); la carne de porcino (+7,2%) o vacuno (+5,6%); las patatas (+5,6%) o los huevos (+4,4%).

Aunque el ritmo de subida se haya moderado, el golpe para el bolsillo no desaparece. Entre lo poco que sí bajó con respecto a hace un año están las legumbres y hortalizas (-3,4%) y el pollo (-1,1%). 

Tras la alimentación, el siguiente grupo más inflacionista en Galicia en febrero fue el de los restaurantes y hoteles (+6,6%). 

En medio de las tendencias contrapuestas que se observan en los componentes del IPC, desde Funcas destacan "la fortaleza de las presiones inflacionistas en los servicios". Señalan que podría ser consecuencia de los efectos de segunda ronda sobre los salarios y los márgenes, aunque tampoco descartan que sea una "aceleración puntual" por los "ajustes de precios" habituales a inicios de año. 

La inflación subyacente, que no tiene en cuenta la energía y los alimentos no elaborados, se moderó tres décimas, al 4% en Galicia.