Las familias gallegas que piden ser declaradas insolventes por las deudas marcan un máximo
Recurrir al concurso de acreedores como vía de escape ante una situación de insolvencia no es una herramienta solo al alcance del tejido empresarial sino también de aquellas familias ahogadas por las deudas. De hecho, hoy en día son muchos más los particulares que echan mano de este procedimiento legal ante la imposibilidad de cumplir con sus obligaciones de pago y para protegerse frente a embargos que empresas.
En Galicia, un total de 637 personas físicas que no son empresarios presentaron concurso de acreedores entre enero y marzo, lo que supone un 30% más que en el mismo periodo de 2024.
Una opción cada vez más utilizada
Para hacerse una idea del peso que han ido ganando los procesos de este tipo impulsados por familias basta con decir que suponen, en la actualidad, el 90% de los concursos que se presentan ante los juzgados de lo Mercantil en Galicia.
Así se desprende de los datos actualizados esta semana por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que reflejan que la solicitud de concurso de acreedores por parte de personas físicas no empresarios está en su máximo desde que arranca la serie estadística a inicios de 2016.
En el primer trimestre de ese año apenas 7 familias pidieron esa declaración de insolvencia. Entre enero y marzo de este año fueron más de 600 por primera vez en un trimestre.
El aumento de los particulares que recurren a esta vía se observa en todas las comunidades. Las causas pueden ser muy variadas en función de cada caso, pero el encarecimiento del coste de la vida en los últimos años y, en concreto, la subida de los precios de la vivienda, han contribuido a elevar la presión sobre muchas economías domésticas, topándose con problemas para devolver préstamos o pagar facturas.
¿Qué ventajas ofrece?
Los concursos de acreedores permiten a las familias ver paralizados los procedimientos de embargo y reclamación de cantidades y abrir un periodo de negociación con los acreedores buscando acuerdos de quita –lo que supone la condonación de una parte de la deuda– y de espera –que consiste en ampliar el plazo para devolver las deudas que no hayan sido exoneradas–, para salir de esa situación de sobreendeudamiento y poner a salvo su patrimonio.
Frente al fuerte crecimiento de los procedimientos de particulares, los concursos presentados por personas jurídicas y empresarios descendieron, hasta sumar 69 entre enero y marzo de este año.
