El monasterio de Samos recuperará este año la producción del licor Pax

El prior del monasterio, José Luis Vélez, en la nave de Viladetrés que será rehabilitada (Foto: VILA)
photo_camera El prior del monasterio, José Luis Vélez, en la nave de Viladetrés que será rehabilitada (Foto: VILA)

Diecisiete años después del cierre de la destilería del monasterio de Samos, la comunidad benedictina retomará la producción del afamado licor Pax, cuya fórmula secreta, con 500 años de historia, custodian los monjes.

La recuperación del licor forma parte de un proyecto más amplio, en el que también se contempla la fabricación de quesos de la denominación de origen de O Cebreiro y la elaboración artesanal de mermeladas y otros dulces con productos típicos de la zona.

El lugar elegido para ello es una nave de unos 420 metros cuadrados de superficie propiedad de la abadía y situada en el lugar samonense de Viladetrés. Estas mismas instalaciones fueron las que albergaron en su día la licorería, que dejó de funcionar en 1996 por la conjunción de varios factores: la bajada de las ventas, la reducción del número de monjes asentados en Samos y la subida de los impuestos que gravaban el alcohol.

En los próximos días comenzarán ya la obras de reforma de la nave, que se prolongarán hasta el mes de octubre. El objetivo es empezar a producir «a partir de noviembre», explica el prior del monasterio, José Luis Vélez.

Los productos se comercializarán bajo la marca Gran Despensa Real Abadía de Samos, un proyecto «tipo cooperativa», del que forman parte la comunidad benedictina y otros socios particulares.

Las instalaciones se dividirán en varias partes. Una de ellas estará dedicada a la elaboración del Pax -«que será el rey», apunta el prior- y otras clases de licores a base de café, orujo o hierbas. Otra sección se destinará a la fabricación de quesos de O Cebreiro y una tercera a mermeladas y dulces para lo cual se usarán materias primas como castañas o nueces.

GRANJA

Según José Luis Vélez, la producción comenzará poco a poco, primero con el trabajo de los socios, ampliable en el futuro a la contratación de más personal. Utilizarán también la leche de las vacas que forman la granja del monasterio y, en base a la demanda, comprarán a otros ganaderos del lugar. «Nuestra idea es priorizar siempre la ayuda a los vecinos del concello y la comarca», afirma.

«Queremos hacer algo diferente, no ser competencia de lo que ya existe. Nuestra fijación es elaborar productos de calidad», añade Vélez. Según comenta, los canales de distribución pasarán por tiendas especializadas en lácteos, restaurantes y la propia portería del monasterio, además de estar presentes en otras abadías.

El licor Pax, que en los años 40 y 50 era ya una marca conocida en España, tenía en su origen una graduación de 42º y, no solo era elaborado por los monjes, sino que estos también se encargaban de lacrar cada botella y etiquetarla. En una segunda etapa bajó su graduación hasta los 34º y vivió tiempos de mayor distribución.

Cerca de 40 plantas destiladas y frutos secos se emplean en la elaboración de este licor, al que se atribuyen propiedades digestivas y cuya fórmula sigue siendo exclusiva de los monjes de Samos.

Las instalaciones contarán con un aula didáctica

Parte de la nave de Viladetrés será acondicionada como aula didáctica, para recibir a colegios y mostrarles el proceso de elaboración de estos productos, así como el potencial agrícola y ganadero del municipio de Samos y su entorno, explica el prior del monasterio.

Según avanza, el aula didáctica contará con capacidad para medio centenar de personas y dispondrá de medios audiovisuales para hacer proyecciones.

Historia

El funcionamiento de la licorería del cenobio está documentado ya a principios del siglo pasado. Durante muchos años la destilería funcionó en el propio monasterio, hasta que, el 24 de septiembre de 1951, un incendio originado en esta parte de la abadía sembró el caos y la destrucción.

Tras años de inactividad, el 4 de octubre de 1971 se inauguraron las nuevas instalaciones en Viladetrés. Su construcción fue posible gracias a la financiación aportada por Luis Núñez R. de Larramendi, que era oblato del monasterio y de quien se conserva un busto.

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