La cocina del Voar vive su esplendor

Restaurante Voar
Manuel López Valencia, cocinero del restaurante Voar

Buena materia prima y un punto de creatividad. Esa es la fórmula utilizada por el restaurante Voar de Ribadeo para satisfacer a su clientela. Es una cocina sabrosa y contundente, que añade a su carta los productos de temporada. Llegado el otoño cobrarán protagonismo las setas, con platos como el carpaccio de boletus con aceite trufado, huevos escalfados en puré de hongos o la cazuela de setas, con distintas variedades. La oferta micológica dependerá del mercado, por lo que no se incluyen en la carta.

Dentro de la oferta habitual destaca un plato que goza de gran popularidad: las patatas a la importancia con almejas y pulpo. El tubérculo se presenta confitado y ligeramente rebozado en huevo, acompañado de almejas en salsa verde y pulpo. Ante la contundencia y abundancia de la propuesta se puede decir que son dos raciones en una. No hay que olvidar otras opciones, como los chipirones con arroz cremoso o las croquetas de jamón al cabrales.

Manuel López Valencia, el cocinero del Voar, tiene una mano excelente con los arroces. El caldoso de mariscos es una exquisitez. Incluye nécora, almeja, langostino y bogavante. El restaurante cuenta también con su propio acuario, con los mariscos vivos, lo que siempre induce a la confianza en el producto. La parrillada de marisco o la fuente de mariscos cocidos tienen mucho tirón. También llama la atención el caldoso con berberechos o el arroz negro, con calamares en su tinta.

La parrillada de pescados o de carnes constituye un buen segundo, sobre todo para compartir, aunque los clásicos siempre nos agarramos a la merluza, que siempre fue el patrón oro de los pescados. Hay que aprovechar su precio asequible frente a otros pescados como la palometa roja o el besugo, considerados de alta y que también se incluyen en la oferta. En el Voar saben manejar la merluza. Preparan su lomo a la plancha, con un puré de ajada muy logrado. La sirven también a la gallega. Otra modalidad es al pil pil, gratinada al horno en su propio jugo, que tiene mucha salida en los banquetes.

La parrillada del carne lleva costilla, solomillo, secreto, chorizo y morcilla Matachana, que se come fuera de la tripa, una opción con raigambre en la gastronomía asturiana y leonesa. La paletilla de lechal al horno, el entrecot de vaca, el solomillo de ternera o las carrilleras de ibérico al tinto son otras interesantes sugerencias.

A la hora de los postres se llevan la palma el tocinillo de cielo, el flan de queso, los canutillos de crema, el requesón con miel o galleta de nuez o el coulant de chocolate con helado de mandarina son otras delicias que llaman la atención. La repostería del local es tradicional y casera, aunque siempre deja la puerta abierta a alguna novedad.

El restaurante de este histórico hotel ribadense reabrió sus puertas en 2011 de la mano de sus actuales gerentes. Manuel López Valencia se esfuerza por convertirlo en un referente y para ello echa mano también de las jornadas gastronómicas. El año pasado se inclinó por rendir homenaje a la cocina vasca y ahora baraja también alguna iniciativa especial, que se salga de las tradicionales convocatorias destinadas a exaltar un solo producto.

Este restaurante, situado en una de las rotondas de acceso a Ribadeo, vuelve a brillar con luz propia.

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