La evolución del amor

El ser humano, la sociedad, el contexto cultural y otra serie de factores han provocado que este sentimiento también avance

Dentro de los sentimientos que el ser humano puede profesar hacia otro ser humano, el amor, sin lugar a dudas, es el más poderoso de todos. Ha sido así desde la noche de los tiempos aunque, tal y como vamos a demostrar a continuación, la manera de llegar a él no siempre ha sido la misma.
La evolución del propio ser humano, de la sociedad, del contexto cultural y de otra serie de factores, ha hecho que este sentimiento también evolucione. Una evolución que ha ido de la mano con la nuestra propia y que, aunque nos cueste imaginarlo, todavía no ha terminado en absoluto.

UN INSTINTO PRIMITIVO. Creemos que ahora es un buen momento para retrotraernos varias decenas de siglos en el tiempo. En ese momento, cuando casi el hombre y la mujer desconocían el papel tan importante que iban a jugar en nuestro planeta, el amor se entendía casi como algo innato.
Y es que, y esto es algo que todavía sucede a día de hoy, el amor se podía confundir con el instinto. Un instinto que no tenía otra motivación que la de la reproducción. Salvo relaciones tan puntuales, como pueda ser la que existía entre una madre y un hijo, las relaciones entre hombres y mujeres no tenían unas connotaciones como las que podemos ver a día de hoy.

SORTILEGIOS Y CONJUROS. Pero la historia avanza y tanto él como ella se dan cuenta de que hay etapas de su vida en las que necesitan tener a alguien a su lado. Alguien con quien compartir las alegrías y alguien con quien llorar en los momentos de tristeza. Pero, ¿cómo conseguir a esa persona que queríamos alcanzar cuando, debido a la estructura que tenía la sociedad, siquiera podíamos apenas relacionarnos con ella?

Es entonces cuando surgen los videntes y los tarotistas. Unas personas que aseguran, a través de una serie de medios poco ortodoxos, tener una visión de lo que el amor le depara al resto de los mortales. Unas figuras que han llegado a nuestros días como videntes profesionales, y que eran los encargados de fabricar, casi a medida, sortilegios, conjuros y todo tipo de hechizos para que el amor entre la persona que iba a pedir consejo y la otra parte fuera una realidad.

Un sistema, una costumbre, que si bien es cierto no se ha perdido del todo, no es menos cierto que ha dado paso, a otras formas de encontrar el amor mucho más acorde con la situación actual de nuestra sociedad.

SIGLO XXI. EL AMOR DIGITAL. Llegamos a la era de la tecnología en la que el hombre y la máquina son casi uno. Una era de avances en todos los campos, el amor incluido, que ha permitido que podamos buscar a esa persona tan especial para nosotros, de un sinfín de formas diferentes.

En primer lugar tenemos que hablar de las salas de chat. Unos puntos de encuentros virtuales en los que, ahora menos, desde hace unos 20 años, las personas acudían en busca de esa persona con al que compartir algo más que una bonita amistad. Con un sistema rudimentario en el que la conversación era lo principal, las palabras de amor eran claves. Unas frases de amor que se podían intercalar con imágenes bonitas de amor de manera que la otra persona fuera consciente cuál era el fin de ese encuentro que estábamos teniendo a través de la red de redes.

Pero aquí no terminaba todo, ni mucho menos, lo que tenía que ver con internet y el amor. De hecho, poco a poco, y quién sabe si con el objetivo de perfeccionar estos sistemas de chat, comenzaron a proliferar aplicaciones en las que podíamos realizar una serie de cuestionarios para encontrar a personas afines a nosotros. No en vano, uno de los lemas de este tipo de páginas web era "asegúrate primero si le gustas a ese chico". Así las cosas, cómo saber si le gustas a un chico o cómo saber si le gustas a un hombre, en el caso de las mujeres, algo que era recíproco en el apartado masculino, era algo mucho más sencillo, al menos en teoría, ya que podíamos elegir con quién hablar en función de las respuestas que habían dado a esos cuestionarios.

Pero claro, llega el auge de los dispositivos móviles y las compañías no podían dejar pasar la ocasión de explotar un sector que, tradicionalmente, había sido tan rentable para todo aquel que lo había intentado. Dicho y hecho. Pronto, las principales plataformas de descargas del planeta se comenzaban a llenar de app para conocer gente en distintos grupos de todo el mundo. De esta manera surgió, por ejemplo Welov que lo que pretendía, y todavía lo hace a día de hoy, es pulir todos los defectos que tenían estos cuestionarios que hemos mencionado hace tan solo unos instantes. No en vano, trata de ir un poco más allá para hacer de intermediario entre personas que, efectivamente, y casi sin margen de error, tienen un alto porcentaje de compatibilidad. Una base que les permite tener muchos casos de éxito.

No obstante, en nuestro fuero interno sabemos que todo esto no ha llegado todavía a su fin. Evidentemente no sabemos qué derroteros tomará pero de lo que estamos seguros es de que si tenemos en cuenta que tanto él como ella, y siempre será así, van a necesitar en la inmensa mayoría de los casos a una persona con la que compartir su vida, no sería de extrañar que a medida que pasen los años estos sistemas tecnológicos, plataformas web y aplicaciones móviles, de los que hemos hablado en el día de hoy, se sigan perfeccionando y depurando. El problema, como te puedes imaginar, es que parece que cada vez queda menos espacio para la esencia del verdadero sentimiento. Un problema que puede ser grave si lo llevamos al extremo tal y como parece que va a terminar por suceder en nuestra sociedad.

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