Una de cada cuatro enfermeras colegiadas en Galicia tendrá que jubilarse de aquí a 2034
Una de cada cuatro enfermeras de Galicia se va a jubilar de aquí a 2034. Según el último informe de recursos humanos del Consejo General de Enfermería, con datos de 2023, constan 2.197 enfermeras de 55 a 64 años colegiadas en la comunidad. Son 765 en A Coruña, 477 en Lugo, 280 en Ourense y 675 en Pontevedra.
La previsión "agrava" la situación que revela el Ministerio de Sanidad, que calcula que en Galicia hay 5,1 de estas profesionales por cada mil habitantes, una tasa que solo empeora Murcia y que queda a distancia de las 6,3 de la media española y las 8,5 del estándar europeo.
"Sin contar con todas estas jubilaciones, harían falta catorce años para llegar a la ratio europea a través de las promociones de estudiantes" y, además, "ni todos los alumnos que salen de la escuela trabajan en enfermería ni todos los alumnos que salen de las escuelas gallegas se quedan a trabajar en Galicia", explica Asun Maus, secretaria general de Satse Galicia.
Si el sindicato estimaba que se requieren como mínimo 8.000 enfermeras a mayores para alcanzar ese promedio estatal, estas más de 2.000 jubilaciones cercanas engrosan unas carencias que tienen como consecuencia directa la "precarización general de las condiciones de las enfermeras", que deben realizar "jornadas cada vez más extensas", lo que, "al margen de cómo sea la retribución", conlleva una "mucho mayor" carga "laboral" y "mental".
Plantillas "muy ajustadas", una presión asistencial "muy elevada"; que "denieguen" permisos o "reduzcan" la elección del periodo de vacaciones... Es el día a día del personal. "Esta situación no llega de la nada", puntualiza Eva Gómez, presidenta del Colegio de Enfermería de Lugo, que destaca que ya hace más de una década que se publicó el Libro blanco de la enfermería gallega avisando de ella y, desde entonces, "no se han adoptado las medidas necesarias".
La receta: hacer "atractiva" la oferta laboral
Ambas coinciden en la receta: una "mejor oferta laboral", hacer "atractivo" el trabajo para fomentar incorporaciones no solo desde Galicia, sino "para poder atraer profesionales de otras autonomías que tienen un paro importante" y también "para hacer volver" a aquellos que hayan emigrado fuera "buscando unas condiciones más estables", indica Maus.
Gómez cita problemas concretos, como que la temporalidad en la enfermería sea "superior a un 30%" cuando la Unión Europea insta a rebajar la tasa en el sector público al 8%. El 80% de los más de 100.000 contratos firmados en 2023 continúan siendo temporales y uno de cada tres a tiempo parcial, añade. "Pensemos en la tensión de ir a cubrir contratos cada día a un servicio distinto con la responsabilidad asistencial que se tiene".
Pero también alude a la promoción y el desarrollo profesional. En cuanto a lo primero, recuerda que llevan "mucho tiempo" reclamando que se les tenga en cuenta como parte de un grupo profesional A unificado, ya que la actual diferenciación de subgrupos "impide acceder en muchos casos a determinados puestos de gestión teniendo un currículum acorde".
Y en cuanto a lo segundo, reclama una implantación de las especialidades "plena, gradual e igualitaria entre las comunidades" para evitar la movilidad interterritorial. "En Lugo estamos formando desde 2020 dos especialistas en enfermería geriátrica por año, pero luego no tienen listas de contratación propias", objeta.
Geriatría no forma parte de las especialidades desarrolladas en Galicia –matrona, salud mental, trabajo, pediatría y familiar y comunitaria– pese a que "son un soporte esencial" para las necesidades que exige la pirámide demográfica gallega no solo en centros de salud y hospitales, sino también en atención a domicilio y residencias, donde "los ratios de pacientes por enfermera son elevadísimos e inasumibles, llegando a tener una sola enfermera más de cien residentes a su cargo".
Porque el envejecimiento general de Galicia también tiene impacto sobre el sistema sociosanitario, "más acusado sobre todo en Lugo y Ourense", apostilla Maus. "Las plantillas no han aumentado en número suficiente para asumir las cargas de trabajo que supone atender a una población que tiene unas necesidades de cuidados distintas", con pacientes pluripatológicos con ingresos hospitalarios más frecuentes y prolongados, y mayor dependencia y demanda de atención domiciliaria, expone.
Oposiciones y estabilización
"La mejora de las condiciones de contratación, la convocatoria de procesos selectivos con la eliminación de la tasa de reposición que ha limitado la oferta de plazas durante años sería lo básico", subraya Gómez. E incide en que los procesos de estabilización de empleo "deben tener una resolución más rápida", por lo que reclama que sean anuales. "La convocatoria de 2023 aún está pendiente de resolver".
Por su parte, Maus sostiene que, "al margen de la tasa de reposición, las plazas nuevas deberían de convocarse al 100%", y avisa de que todas las creadas para compensar la disminución de jornada a 35 horas en el Sergas –se prevén 523 para todo el sistema para este año– "no se van a consolidar como fijas", sino que "van a ser eventuales" pese a ser "estructurales".
La próxima oferta de empleo público del Sergas convoca 152 plazas para diplomados o técnicos con título de FP para enfermería especialista pero ninguna para generalista, lo que crítica Satse.
Retener enfermeras mejor que importarlas
La ley de acompañamiento de los Orzamentos para 2025 prevé que el Sergas pueda fichar a titulados de Enfermería sin nacionalidad española o de otro país de la Unión Europea.
"No es una solución", zanja Eva Gómez, que recuerda que, aunque lleguen más profesionales de fuera, en cambio hay unas 1.500 enfermeras españolas "que se van a trabajar por toda Europa", por lo que esta medida "no suple las necesidades".
Así, incide en que es más importante adoptar medidas para retener que para captar. "Mejorar esas condiciones laborales, ese proceso de estabilización, ese reconocimiento profesional..."
La encuesta del ministerio revela que el 39,4% de las enfermeras planea abandonar la profesión en los próximos diez años. Y un 16,9%, en dos. El 92,7% cita motivos laborales y un 62,4%, problemas de salud o factores emocionales. "Hay que cuidar a los profesionales que tenemos", urge Gómez.
"Nos vemos desprotegidos ante las agresiones"
Aunque el apuñalamiento sufrido por un enfermero de Urxencias del Complexo Hospitalario Universitario da Coruña el día 3 "supera todo lo normal", en el fondo "es una muestra de la situación terrible en la que vivimos todos los días", lamenta Asun Maus, que incide en las "muy alarmantes" cifras de agresiones. "Nos vemos un poco desprotegidos por la inacción de las gerencias", reprocha, reclamando "medidas efectivas del control".
En cierto modo, es la pescadilla que se muerde la cola. "Una parte importante procede del descontento de los usuarios con la gestión de la sanidad: sus problemas no se ven resueltos, no se ven escuchados y entonces las esperas, las dilaciones y la supresión de consultas acaba repercutiendo directamente en el profesional que atiende al paciente en el día que la gota colma el vaso", reflexiona.
En Galicia, el personal de enfermería denunció 212 agresiones físicas o verbales en 2023, según el último estudio del Consejo de Colegios de Enfermería de España.






