La calidad de vida de Galicia se resiente por la baja satisfacción de los gallegos con su existencia

Calles de Lugo, atestadas. SEBAS SENANDE
La comunidad gallega destaca en la seguridad y la situación económica de sus habitantes, pero hay más quejas sobre el poco tiempo libre y recelo hacia las instituciones

La calidad de vida es peor en Galicia que en casi todas las comunidades, a excepción de Andalucía, Canarias y las dos ciudades autónomas.

El caso es que en condiciones materiales se sitúa por encima de la media estatal. La brecha, en cambio, aparece en unas variables subjetivas, psicológicas, emocionales y anímicas: los gallegos son los que más bajo puntúan  su satisfacción global con la vida, la frecuencia e intensidad de las experiencias positivas que experimentan y el grado en que consideran que su vida tiene una dirección, un propósito y un valor que dé sentido a su existencia.

Empecemos por lo positivo. La puntuación general de Galicia en el Indicador Multidimensional de Calidad de Vida del Instituto Nacional de Estadística vuelve a la senda ascendente al crecer casi cuatro décimas el año pasado. Cosecha 99,67 puntos, aún a distancia de los 100,4 del techo que se alcanzó en 2019, justo antes de la pandemia, al que siguieron cuatro cursos de caída continuada. 

Con todo, también queda por debajo de los 101,47 puntos de la media de España y no digamos ya de los más de 105 que muestra Navarra o los 104 que rozan La Rioja y País Vasco, los territorios con mayor calidad de vida.

Buena seguridad y condiciones materiales

Así, ¿en qué destaca la comunidad gallega frente al resto? 

Sobre todo en la subdimensión de seguridad física y personal, que evalúa el grado de protección frente a la violencia y la delincuencia en su entorno a través de indicadores objetivos, como las tasas de criminalidad, y percepciones subjetivas sobre la seguridad cotidiana –apenas el 9,6% de los vecinos declara padecer problemas de delincuencia o vandalismo–. Solo Cantabria y Castilla y León están mejor.

También queda por encima en cuanto a la situación económica de los hogares y las personas, sus condiciones de vivienda y su seguridad financiera –cabe recordar que, por ejemplo, el 18,8% de los gallegos se hallaba el año pasado en riesgo de pobreza o exclusión social tras salir unas 181.300 personas de esta situación, el mejor dato de la serie histórica–.

Aunque la mayor puntuación particular la consigue en el apartado que calibra el nivel educativo de la población, el abandono escolar o su formación continua, eso sí, con un nivel parejo al que marca el índice estatal. 

Poco tiempo libre y desconfianza hacia propios y extraños

¿Dónde pincha Galicia entonces? 

En especial, sobresale la desconfianza en las instituciones, con la mayor proporción de suspensos respecto a la confianza en la Policía de todo el país –el 36% de los gallegos le da menos de un cinco sobre diez–. La ratio se dispara hasta 74,6% si se pregunta por la Justicia y hasta el 87,5% si es por los políticos –aunque en este último caso sí es superior el 91,7% de los cántabros que recelan de ellos–.

La cuestión del ocio y las relaciones sociales es la faceta con datos más bajos, si bien en este caso el mal es de muchos, porque también lo es en España en general. Los gallegos son los terceros menos contentos con el tiempo libre para hacer lo que a uno le gusta –el 17,4% le da un suspenso y la nota media, de un 6,4, solo es menor en Murcia–. 

Por su parte, la satisfacción con las relaciones personales tiene un 7,6 de media, pero a pesar del notable es la menor calificación del país, de nuevo junto a la de Murcia. Además, el recelo no es solo hacia las instituciones: los gallegos que afirman tener una confianza "alta o muy alta" en los demás no llegan al 50%.

Por otro lado, con un 6,6% que responde , son los menos satisfechos, tras los ceutíes, con el entorno ambiental que les rodea.

Malestar existencial

Estos indicadores van bosquejando esa caída de Galicia en cuanto a la experiencia general de vida

En la evaluación del sentido y propósito de la vida, los gallegos sacan un 6,9, la peor nota de España –aunque este examen no se actualiza desde 2013–.

Más reciente, de 2022, es el dato de que dos de cada tres gallegos afirman sentirse felices a menudo –un 66% frente al 67,3% de la media estatal–.

Ya del año pasado consta que solo el 69,2% dijo sentir una satisfacción alta o muy alta con su vida, la peor tasa tras la de Castilla-La Mancha y Andalucía. La media es del 71,4%.