La DGT lo confirma: esta es la temperatura a la que debes poner la calefacción del coche para conducir con seguridad
Con la llegada de los meses más fríos, mantener la temperatura adecuada en el habitáculo del vehículo se convierte en un factor clave para la seguridad vial. Según coinciden los especialistas en seguridad y la Dirección General de Tráfico (DGT), existe un rango específico de temperatura que no solo garantiza el confort de los ocupantes, sino que también ayuda a prevenir accidentes al mantener óptimas las capacidades de reacción del conductor. Este equilibrio térmico, situado entre los 19°C y los 22°C, resulta fundamental para combatir tanto los efectos negativos del frío como los riesgos asociados al exceso de calor durante la conducción.
Las temperaturas extremas dentro del vehículo pueden afectar significativamente nuestra capacidad para conducir de manera segura. La DGT y otras entidades de seguridad vial advierten que circular con el habitáculo demasiado frío provoca pérdida de sensibilidad en las extremidades y disminución de los reflejos, mientras que el exceso de calor genera somnolencia y falta de concentración. Ambas situaciones incrementan considerablemente el riesgo de sufrir un accidente, especialmente durante los trayectos largos o en condiciones meteorológicas adversas típicas del invierno.
Los expertos señalan que la regulación adecuada del sistema de climatización no solo afecta al bienestar de los pasajeros, sino que constituye un elemento de seguridad activa a menudo subestimado. Los estudios demuestran que las condiciones térmicas dentro del vehículo influyen directamente en el tiempo de reacción ante imprevistos y en la capacidad para mantener la atención en la carretera, factores determinantes para prevenir siniestros.
¿Por qué entre 19°C y 22°C es la temperatura ideal?
Este rango térmico ha sido establecido tras numerosos estudios sobre el rendimiento humano bajo diferentes condiciones ambientales. Por debajo de los 19°C, el organismo comienza a experimentar los efectos del frío: los músculos pierden flexibilidad, las articulaciones se vuelven más rígidas y la sensibilidad táctil disminuye considerablemente. Estas alteraciones fisiológicas provocan que el tiempo de respuesta ante un imprevisto se alargue peligrosamente, poniendo en riesgo la seguridad de todos los usuarios de la vía.
Por el contrario, superar los 22°C dentro del habitáculo genera un ambiente propicio para la aparición de somnolencia y fatiga prematura. El calor excesivo reduce la capacidad de concentración y alerta, especialmente en trayectos monótonos como autopistas o carreteras con poco tráfico. Los expertos de la DGT recuerdan que la somnolencia al volante es responsable de aproximadamente el 30% de los accidentes mortales en carretera, por lo que mantener una temperatura que evite este efecto resulta fundamental.
Los vehículos actuales disponen de sistemas de climatización cada vez más precisos que permiten ajustar la temperatura con variaciones de medio grado, facilitando así encontrar el punto exacto de confort para cada conductor. Algunas marcas incluso han desarrollado sistemas que mantienen automáticamente la temperatura dentro de este rango óptimo, adaptándose a las condiciones exteriores sin intervención del usuario.
Cómo utilizar correctamente la calefacción del vehículo
La forma en que ponemos en marcha el sistema de calefacción también influye tanto en el confort como en la mecánica del vehículo. Encender la calefacción al máximo nada más arrancar el coche es un error común que puede resultar contraproducente. El motor necesita alcanzar su temperatura óptima de funcionamiento para que el sistema de calefacción sea eficiente, lo que suele ocurrir tras varios minutos de marcha.
Los técnicos recomiendan ajustar la intensidad de forma progresiva, empezando con un nivel moderado para evitar forzar innecesariamente los componentes mecánicos cuando aún están fríos. Esta práctica no solo prolonga la vida útil del sistema de climatización, sino que también contribuye a reducir el consumo de combustible, que tiende a incrementarse cuando se exige un rendimiento máximo al vehículo desde el primer momento.
Otro aspecto fundamental es la gestión de la humedad interior. El empañamiento de los cristales representa un serio problema de seguridad al reducir drásticamente la visibilidad. Para evitarlo, es aconsejable dirigir inicialmente el flujo de aire hacia el parabrisas y activar la función de desempañado antes de regular la temperatura para el confort térmico. Una vez que los cristales están completamente despejados, se puede ajustar la dirección del aire y la temperatura al nivel deseado.
Consejos adicionales para conducir con confort en invierno
Además de ajustar correctamente la temperatura, existen otras recomendaciones para mejorar el confort y la seguridad durante la conducción invernal. Mantener los filtros del habitáculo limpios garantiza una mejor calidad del aire y un funcionamiento más eficiente del sistema de climatización. Se recomienda cambiarlos según las especificaciones del fabricante o incluso con mayor frecuencia si se circula habitualmente por zonas con alta contaminación.
La orientación de las salidas de aire también influye significativamente en el confort. Dirigir el flujo hacia las zonas inferiores del habitáculo durante los primeros minutos ayuda a calentar el vehículo de manera más eficiente, ya que el aire caliente tiende naturalmente a ascender. Una vez alcanzada la temperatura deseada, redirigir parcialmente el flujo hacia la zona central proporciona una distribución más homogénea del calor.
Por último, no debemos olvidar que el mantenimiento general del vehículo contribuye directamente al buen funcionamiento del sistema de calefacción. Un motor en óptimas condiciones alcanza su temperatura de trabajo más rápidamente, lo que se traduce en un sistema de climatización más eficiente y un menor consumo de combustible, aspectos especialmente relevantes durante los meses más fríos del año.


