La castaña sube al barco de los productos protegidos

La reina de los castañares gallegos ya cuenta con el amparo de la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) transitoria desde comienzos del mes pasado. Tres años despues de registrar la solicitud para obtener el sello en el antiguo Ministerio de Agricultura, el producto gallego podrá ser comercializado en todo el territorio español bajo la marca ‘Castaña de Galicia'.

Es lo más sonado entre los frutos de la temporada de invierno. De hecho, es el primero en volumen de producción y facturación. Cada año se recogen entre 10.000 y 15.000 toneladas de castañas, aunque en los dos últimos la cosecha fue escasa debido a las inestables condiciones meteorológicas, que impidieron que habían brotado en una mayor proporción. Parte de la cosecha no sale al mercado, al quedar para autoconsumo.

Protagonista a partir del mes de octubre y hasta llegada la Navidad, la castaña es la razón de ser de una de las fiestas más ancestrales de nuestra tierra, el magosto. En esas fechas no queda ningún rincón de Galicia donde no se coman las castañas asadas al lado del fuego.

Su recuerdo evoca momentos precarios de la sociedad gallega, cuando era considerada el pan de los pobres, aun después de la llegada de la patata. En nuestros días conserva toda la tradición y llegó a revalorizarse, convirtiéndose en la principal materia prima del marrón glacé, considerado una de las más exclusivas ‘delicatessen'.

Reglamento: condiciones de la producción
El sello avalará todas las variedades que crezcan en distintas zonas de la comunidad. En concreto, estarán amparadas las castañas recogidas en todo el territorio de la provincia de Ourense, donde el producto tiene una importancia destacada al aglutinar más de la mitad de la producción anual, y en la mayor parte de las comarcas de la provincia de Lugo.

Los ayuntamientos mariñanos de O Vicedo, Viveiro, Xove, Ciervo, Burela, Foz, Barreiros y Ribadeo son los únicos que no entran en la IXP. El ámbito de protección también abarca las comarcas coruñesas de Terra de Melide y los ayuntamientos de Arzúa y Boimorto, pertenecientes a la comarca de Arzúa. En la provincia de Pontevedra, están incluidas las comarcas del Deza y Tabeirós-Terra de Montes y los ayuntamientos de A Lama, Cotobade y Campo Lameiro, de la comarca de Pontevedra, y el de Cuntis, en la comarca de Caldas.

Según el reglamento oficial de la indicación, estas áreas tienen unas condiciones pluviométricas, térmicas y de suelos “excelentes” para el cultivo de castaña de calidad.
El producto se podrá poner a la venta en fresco o congelado, mediante formatos de envasado desde los 500 gramos hasta los 25 kilos. Además, otros alimentos como el marrón glacé, las castañas en almíbar, harinas y otros derivados hechos a partir del producto avalado por la IXP, podrán incluir en su etiquetado el sello de 'Castaña de Galicia'.

La norma exige que la recogida se haga “con la diligencia necesaria para asegurar su calidad” y se introduzcan ‘in situ' en embalajes de red para garantizar la ventilación, que deben llevar una etiqueta en la que figure la fecha y el lugar de la recolección.

Desde el Instituto Galego da Calidade Agroalimentaria (Ingacal), el órgano dependiente de la Consellería de Medio Rural encargado del control y certificación del producto, comenzaron hace semanas a desarrollar los trámites para crear los registros de productores, comercializadores y mayoristas en fresco e industrias de procesado.

Los técnicos realizaron visitas a varias fábricas y a productores, una primera toma de contacto para conocer la situación del sector y las posibles repercusiones de la IXP. La jefa del Departamento de Protección da Calidade Diferencial, Ana Fernández, asegura que percibió “buena disposición” por parte de los agentes del sector a acogerse a la indicación.

El Ingacal trabaja mano a mano con el Consello Regulador de la indicación, que se constituyó de manera provisional, para llevar a cabo las primeras actuaciones. El presidente del organismo y propietario de la empresa transformadora Alibós Galicia, Jesús Quintá, se muestra esperanzado por el "reconocimiento a un producto noble, que ya tiene un nombre hecho a nivel nacional e internacional". Para Quintá, el fundamental es establecer un reglamento.

"El sector estaba abandonado de la mano de Dios. Hasta el momento era totalmente anárquico y había una desinformación total, sobre todo entre los productores". El número de personas que se dedican a la recogida de castañas es muy elevado, podría llegar a las 3.500 según el Ingacal.

Una de las principales medidas es orientar la política de plantaciones adecuadamente, y esto pasa por separar los árboles destinados a la producción de madera de las orientadas a la frutal. El responsable del consello aboga por crear castañares con las mejores variedades, en los que los castaños estén separados entre sí la una distancia de más de cinco metros, para que no se impidan entre ellos el correcto desarrollo de la producción. “El futuro pasa por la optimización del rendimiento de las cogidas para conseguir un nivel de producción estable y con una alta calidad”, concluye Quintá.

Variedades: más de 80
Longal, famosa, amarillante, pared, garrida o negral. Son los nombres de algunas de las variedades que se cultivan en la comunidad. Pero la lista es mucho más larga, ya que hay estudios que recogen más de 80 tipologías distintas. En cada zona crecen clases diferentes. De hecho hay nombres que hacen alusión a la comarca en la que mejor se dan, como es el caso de la luguesa o la courelal. La tipología y composición del terreno y las condiciones meteorológicas hacen que las clases se adapten mejor a una zona que a otra.

Hay variedades más apropiadas para la venta en fresco o para el procesado industrial, también las hay que tienen aptitudes mixtas. En esta línea, el presidente del órgano rector opta por derivar las plantaciones hacia las variedades de más calidad, de grano tamaño y fácil pelado.

Pese a la gran riqueza que supone esta diversidad, desde las industrias dicen que esta situación daña la calidad general del producto, porque “no podemos procesar un saco en el que se mezclen varias clases, unas más maduras que otras o con sabores muy diferenciados. Hay que intensificar la labor de selección", comenta Quintá, "mediante un plan de elección de las mejores variedades, acomodadas a cada zona".

Mercados: exportaciones e importaciones
“Galicia es una potencia en la fabricación y comercialización, las principales industrias transformadoras y envasadoras están en la comunidad”, señala Quintá. Pero en el ámbito de la producción la situación es muy mejorable, porque lo que se recoge aquí no es suficiente para abastecer a las industrias. Hablando de cifras, entre el 30% y el 40% del producto que se procesa viene de fuera, concretamente de la comarca del Bierzo (León), de Portugal o de Italia. “Y cada vez se importa más”, asegura el empresario de Monterroso.

En los últimos años, debido a la escasez de la cosecha autóctona, se detectó la entrada de producto de origen chino y turco, que se vendía como gallego. “La IXP también ayudará a evitar este tipo de fraudes, que hacen mucho daño a nuestro producto”.

Por el contrario, el lado positivo viene de la mano de las ventas. El éxito de 'manjares' como el marrón glacé, las castañas en almíbar o incluso del propio producto en fresco se extiende por todo el mundo. El 90% de los productos transformados van dirigidos a la exportación y en el caso de las castañas al natural, la mitad se venden fuera. Los mercados de EE .UU., Japón, Hungría, Latinoamérica o de los países árabes, junto con buena parte de los europeos, son los principales destinos de las castañas gallegas.

Dentro del Estado, la mayor compradora es Barcelona, seguida de Madrid y Zaragoza. El responsable del órgano regulador espera que la IXP fomente el consumo dentro de la comunidad, ya no tanto de la castaña en fresco, sino de los productos elaborados, en los que trabajan más de cinco fábricas en la comunidad. La Consellería espera que funcione como un complemento de las rentas de los trabajadores del rural gallego.

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