ESPAÑA HA despedido como se merece a la reina del canto, Montserrat Caballé, una señora de la lírica dentro y fuera de los escenarios. Pero como siempre ocurre en este país tan desagradecido, la política y sobre todo el independentismo, intentó apropiarse de su figura. Nadie duda de la condición de catalana universal de la Caballé, que fue una gran representante de la marca España por el mundo. Pero querer capitalizar una muerte en beneficio partidista es olvidar que Montserrat militaba en la cultura de la música y la familia más que en cualquier otra idea o pensamiento. Aunque fue la reina emérita Sofía, se echó de menos a Felipe VI en el funeral por la diva de la ópera. Sánchez, Casado y Torra compartieron la misa, en la que no estuvo Rivera de conferencia en Madrid, por lo que acudió antes a la capilla. Aunque se la consideró simpatizante del pujolismo, estaba alejada del nacionalismo radical, y más del actual nacional separatismo.
