Opinión

¿Adiós al trabajo humano?

EN LA actualidad nos enfrentamos a la llegada de robots a los puestos de trabajo, para tomar el control de cadenas de producción y automatización de tareas. Expertos como Hans Moravec, pionero de la robótica, afirman que en no más de 30 años la mayoría de los trabajos los harán ellos. Si en 1970 la industria empleaba unos mil, hoy son dos millones, lo que significa un cambio importante.

Los robots ayudan a cirujanos a extraer órganos y tejido canceroso, incluso el prototipo robótico STAR (Smart Tissue Autonomous Robot) les ganó en una prueba donde ambos operaron a un cerdo vivo. Empresas como JPMorgan Chase emplean software que escanea documentos y reconoce las partes más relevantes, lo que reduce el trabajo de los abogados de un 20 a un 60%. The Associated Press usa un programa que redacta textos sobre temas como Wall Street o eventos deportivos universitarios.

Un robot voló y aterrizó un avión 737 durante una simulación, lo que no sorprende, ya que de media los pilotos comerciales, no pasan más de siete minutos de un vuelo realmente pilotando. En Wall Street se emplean programas capaces de actuar como economistas robóticos. Black Rock, la mayor empresa de planificación financiera del mundo ha reemplazado trabajadores por algoritmos.

En la actualidad, el 8% de los puestos de trabajo los ocupan robots, pero en 2020 llegará al 26%, además, serán más autónomos y capaces de interactuar y tomar decisiones complejas gracias al big data. Un informe de la OCDE sitúa a España, Austria y Alemania como los países más afectados por esta revolución. A su vez, según el servicio de estudios de CaixaBank, un 43% de los puestos de trabajo existentes hoy en nuestro país pueden ser automatizados a medio plazo.

La robotización traerá: deslocalización, automatización y plataformas de servicios (gran volumen de trabajo sin generar empleo). Así, mientras las máquinas asumirán actividades físicas, repetitivas o de procesado masivo de información, los humanos se centrarán en tareas que requieran creatividad, habilidades sociales, comunicación, curiosidad, visión global del mundo, pensamiento crítico, autonomía, flexibilidad o resiliencia.

El problema no es el número de empleos que se perderán, sino los que se necesitan para poder mantener los sistemas de previsión social. Bill Gates afirma que, si las empresas apuestan por los robots como fuerza laboral, habrá consecuencias para todos, humanos y empresas. Estas que incrementarán sus ingresos al reducir costes y aumentar la producción, deberían seguir pagando impuestos, y sus robots ser gravados a un nivel similar, e incluso mayor que los trabajadores humanos.

En el horizonte, muchas incógnitas y alguna que otra amenaza. Los miedos a la tecnología son tan viejos como los luditas, aquellos trabajadores textiles británicos que rompían máquinas en el siglo XIX. Fuimos capaces de adaptarnos a la revolución industrial, pero tardamos 200 años y fue doloroso. Nuestro reto es aprender del pasado para adaptarnos al futuro, sin cerrar los ojos a los cambios.

Aunque si uno piensa en cómo está la política y la sociedad, podríamos estar de acuerdo con lo que escribía Isaac Asimov, “si fuese posible crear un robot capaz de ser funcionario, creo que haríamos un gran bien, ya que las Leyes de la Robótica le impedirían dañar a un ser humano, lo incapacitarían para la tiranía, la corrupción, la estupidez y el prejuicio”. 

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