El grelo suma dos años negros

Las copiosas lluvias del otoño y altas temperaturas lastran la cosecha. Horsal apunta a una caída del 75% respecto a 2022. La cooperativa Val do Xestoso alerta de la falta de relevo generacional
Manojo de grelos en una frutería de Santiago.Pepe Ferrín.AGN
photo_camera Manojo de grelos en una frutería de Santiago. PEPE FERRÍN/AGN

A escasos días de la semana grande del Carnaval, la meteorología frustrará los planes de más de un comensal ávido por disfrutar de un buen plato de cocido en el que no falten los grelos. Tanto en el sur como en el norte de la comunidad, las intensas lluvias registradas en octubre y noviembre anegaron las fincas sembradas entre agosto y septiembre, destrozando gran cantidad de plantas de un cultivo tan arraigado que incluso tiene desde 2009 su propia indicación geográfica protegida: la IXP Grelos de Galicia. Tampoco ayudaron las elevadas temperaturas, pues el frío es necesario para que la nabiza ‘agrele’.

"O ano pasado xa foi malo, pois a colleita caera un 50% con respecto á do 2022. Pero este ano aínda é peor. Estaremos na cuarta parte do que recollemos hai dous anos". Así lo indica Fernando Veiga, el gerente de Horsal, una cooperativa con sede en Cambados y con 92 socios repartidos por diversos puntos de Galicia que tienen en la lechuga, el repollo, la cebolla, el tomate, la judía, el calabacín y el pimiento de Padrón cultivos "principais", que suministran a grandes cadenas de distribución como Vegalsa-Eroski o Mercadona, entre otros clientes.

"A campaña de grelo está a ser moi mala. Coas chuvias de outubro e novembro a planta afogou, a raíz quedou moi tocada. Foi moi pouca a superficie que se librou", refiere el ingeniero agrónomo, que explica que son unos 14 los productores que suministran nabizas y grelos a la cooperativa, con pequeñas superficies plantadas. En su mayoría, son agricultores de O Salnés. "En Guntín, temos un socio que sementou e non apañou nin o primeiro mando", refiere el responsable de Horsal, que apunta a la confluencia de los efectos de un cambio climático que ya es «estrutural» con las inclemencias propias del invierno.

Con una oferta reducida, los precios suben. En el caso de Horsal, "entre un 20 e un 25%".

A falta de grelos, Veiga apunta a un pequeño aumento de la demanda de repollo, que en la cooperativa cuenta con más productores en zonas de A Coruña y Lugo. Con las elevadas temperaturas de las últimas semanas el cocido apetece, aunque menos que si hace frío.

En el concello coruñés de Monfero, José Manuel González, de la Cooperativa Val do Xestoso, confía en que este año la cosecha será "algo mellor que a do ano pasado", que fue "malo". "Deberiamos chegar ao 70% do 2022", expone este profesional, que explica que aunque la producción "empezou bastante frouxa", el calor de las últimas semanas ha favorecido que "as plantas que resistiron se recuperasen bastante e estean medrando". Con precios que han subido y oscilan entre los 2,5 y los 3 euros por manojo, los socios de Val do Xestoso suministran a la hostelería y a "cooperativas máis grandes da zona de Ferrol". También envían algún pedido puntual a Madrid, Valencia y Cantabria.

Degustación el domingo. Los grelos de esta zona, que es la más alta de Monfero al rondar los 700 metros de altitud, tienen fama. "Teñen unha característica moi especial: o tallo é como manteiga, non é amargo, co cal aprovéitase todo e rende máis pra conxelar", indica González. Quienes quieran comprobarlo tienen una oportunidad de primera este domingo con la 23 edición de la Feira do Grelo que se celebra en el Val do Xestoso, una convocatoria que aunará una exposición de maquinaria agrícola y de artesanía local con la degustación de un buen cocido con la verdura reina de la zona.

Aparte de las malas pasadas que juega el tiempo, la cooperativa afronta otro gran reto: la falta de relevo generacional. "Cada vez quedan menos produtores. Agora son uns 20, na súa maioría gandeiros que teñen no grelo un complemento para obter ingresos", explica el portavoz de Val do Xestoso, que teme que esta hortaliza, "que se vende moi ben", acabe convertida "nun produto gourmet" por el abandono del medio rural.