Galicia es reacia a la enfermería escolar pese a ser una figura en auge en España

Sanitarios y profesores piden la implantación de estos profesionales para atender a alumnos crónicos y que ya hay en otras comunidades

Escolares a la entrada de un colegio. AEP
photo_camera Escolares a la entrada de un colegio. AEP

La presencia permanente de profesionales de la sanidad en los centros educativos gallegos no es ni mucho menos un debate nuevo, aunque sí actual a raíz de una reciente sentencia judicial en la que se obligaba a un profesor de educación física de Vigo a conocer el protocolo de atención de un alumno con diabetes. Pero para evitar que sea la Justicia la que tenga que decidir dónde está la línea que un docente no puede traspasar cuando se enfrente a un problema de salud de un alumno, tanto profesionales de la sanidad como de la educación reivindican que la Xunta implante de una vez por todas la figura de la enfermera profesional.

Esta vieja demanda se volvió a materializar ayer de forma oficial por parte del sindicato de enfermería Satse y la organización sindical de docentes Anpe, que exigen la incorporación progresiva de estos sanitarios en los centros educativos públicos para informar y asistir a todos los escolares gallegos, como ocurre cada vez en más sitios de España.

"Los docentes hacen un excelente trabajo en el ámbito formativo y educativo y lo que queremos las enfermeras y enfermeros es complementar su labor con nuestros conocimientos y capacidades a la hora de atender y cuidar a una persona enferma o que sufre cualquier incidente y también en informar sobre hábitos de vida saludables", señaló la secretaria general del Satse en Galicia, Carmen García Rivas.

Valencia, Canarias, Euskadi, Cataluña, Extremadura, Castilla y León, Andalucía o Aragón son otros gobiernos que apostaron por la enfermería escolar

En una comparecencia junto al presidente de Anpe en la comunidad, Julio Díaz, ambos recordaron que las enfermeras del ámbito escolar no solo atenderían esas patologías crónicas como asma o diabetes, sino que podrían desarrollar una óptima labor informativa en lo que concierne a la promoción y adquisición de hábitos saludables en los niños y jóvenes: enseñarles posturas para sentarse o estudiar, alimentación sana o higiene.

"No hay mejor inversión actual y de futuro que la destinada a que nuestros niños y jóvenes estén bien atendidos sanitariamente y que sepan lo que es bueno o malo para su salud", aseguró García Rivas en la rueda de prensa.

Lo que ocurre es que esta figura, que en España se abre paso a ritmo imparable por las distintas comunidades, no convence por ahora a la Xunta de Galicia. "No debe seguir dando largas" y sí destinar los recursos económicos necesarios para que la implantación progresiva de la enfermería escolar sea una realidad cuanto antes, demandan desde Satse.

Y desde Anpe suman su voz: "No pedimos que se empiece ya con un enfermero o enfermera en cada colegio, pero sí empezar por aquellos donde hay niños con necesidades especiales, o patologías crónicas". Julio Díaz lamenta que el problema es que en Galicia "aún no se ha tomado la decisión de dar el primer paso".

El caso reciente de Vigo que acabó en la Justicia, en el que un profesor de educación física se encontró con problemas para manejar el glucómetro de un alumno con diabetes, tanto para interpretar los datos como para la posterior administración —inyectable— del tratamiento, no es el único. En 2014, unos padres querían denunciar ante la Guardia Civil que su hijo diabético no estaba sometido a vigilancia sanitaria profesional mientras estaba escolarizado, en otro de los episodios más sonados y mediáticos.

PANORAMA ESTATAL. Mientras Galicia es reacia a dar este paso, hasta nueve comunidades autónomas tendrían ya implantada en fase inicial o avanzada la figura del enfermero escolar, según los datos que maneja Satse. El ejemplo más recurrente es el de Madrid, donde hasta 500 sanitarios están destinados en los centros escolares en lugar de en hospitales o ambulatorios. Fue esa autonomía la primera en contratar a este personal, ya en el año 2001.

Valencia, Canarias, Euskadi, Cataluña, Extremadura, Castilla y León, Andalucía o Aragón son otros gobiernos que apostaron por la enfermería escolar, mientras que Asturias o Navarra están iniciando el proyecto y Cantabria lo mantuvo cuatro años de forma experimental y espera financiación para consolidarlo.

Porque según el Consejo General de Enfermería, dotar a los 18.000 centros educativos públicos no universitarios de España de enfermería, manteniendo la categoría profesional de los sanitarios en el grupo A2, supondría un desembolso solo en personal de 237 millones de euros al año.

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