La Sociedade Galega do Medio Ambiente (Sogama) pondrá en funcionamiento el próximo 1 de junio una nueva planta de biorresiduos, en este caso la ubicada en el ayuntamiento de Cervo y que dará servicio a toda la zona norte de la provincia de Lugo. Así, un total de 15 ayuntamienos –Alfoz, Barreiros, Burela, Foz, Lourenzá, Mondoñedo, Muras, Ourol, Ribadeo, O Valadouro, O Vicedo, Viveiro, Xove, Cervo y el coruñés de Mañón, limítrofe con la comarca de A Mariña– en los que reside una población de 69.331 habitantes podrán beneficiarse de los servicios de esta instalación.
La nueva planta biorresiduos está situada en el polígono industiral de Cuíña, en la localidad de San Cibrao, sobre una parcela de casi 8.000 metros cuadrados. Ahí llegarán los restos orgánicos de toda la zona para ser transformados en compost, un abono de alta calidad, evitando así la generación de más residuos.
Dará servicio a 14 concellos de A Mariña y al vecino de Mañón (A Coruña) y es una de las cuatro plantas de la red del contenedor marrón
Con una inversión cercana a los 6,4 millones de euros, la planta de Cervo, que acogerá todo el proceso de compostaje –pretratamiento, fermentación, maduración y almacenamiento– dispondrá de capacidad para tratar 3.000 toneladas anuales de materia orgánica, además de 1.600 toneladas de material estructurante –es decir, podas y restos de madera–, estimando una producción de unas 1.500 toneladas de compost cuyo destino será fundamentalmente la agricultura y la jardinería, en sustitución de los fertilizantes artificiales y más contaminantes.
La planta de Sogama se equipó con novedosos e innovadores sistemas de depuración de aguas y de aire, así como de control del nivel de ruido; y será autosuficiente desde la dimensión energética al estar alimentada por energías renovables, contribuyendo de esta forma a la lucha contra el cambio climático, que es uno de los ejes de la filosofía de Sogama.

La normativa europea fijó en su momento el 31 de diciembre de 2023 como plazo límite para la implantación de la recogida diferenciada de la materia orgánica –el llamado contendor marrón o quinto contenedor– por parte de los ayuntamientos, que son quienes tienen las competencias para su gestión. No obstante, la Xunta se propuso en su momento ayudar a los entes locales a dar debido cumplimiento a la legislación vigente y, con tal fin, diseñó una red de infraestructuras para la valorización de la materia orgánica que Sogama se ha encargado de ejecutar y promocionar.
Una señal de identidad de la planta es su eficiencia ambiental: depuración de aguas y aire, reducción de ruido y energía renovable
Una red gallega

La nueva planta de A Mariña es solo una de los cuatro centros de transformación de biorresiduos que integran la red. La de Cerceda, en A Coruña, fue la primera en entrar en funcionamiento, mientras que ahora, una vez opere la de Cervo, quedarán pendientes la de Vilanova de Arousa para Pontevedra y la de Verín para Ourense.
Además, la red de tratamiento de materia orgánica se completa con 13 plantas de transferencia –seis de nueva construcción y siete sometidas a adaptación–, que estarán preparadas para trasvasar, además de la bolsa amarilla –envases de plástico, latas y briks depositados en el contenedor amarillo– y negra –fracción resto recogida a través del contenedor convencional–, la materia orgánica contenida en los residuos municipales (Forsu) y recogida a través de ese quinto contenedor.
Con esta red, que cuenta con una inversión de 40 millones y está cofinanciada con 30 millones por los Fondos Feder React EU como respuesta de la UE a la pandemia, se posibilitará que la práctica totalidad de los ayuntamientos adheridos a Sogama (295) dispongan de una planta de biorresiduos o de transferencia a menos de 50 kilómetros.
▶ Fruta, verdura, legumbres y hortalizas (crudo o cocinado).
▶ Restos de origen animal: carne o pescado (huesos, carne cocida, espinas, conchas de mejillón, almejas...).
▶ Restos de pasta y arroces.
▶ Restos de frutos secos.
▶ Semillas y cereales.
▶ Huesos de fruta.
▶ Pan, bollería y galletas.
▶ Cortezas de queso.
▶ Papel de cocina usado y servilletas de papel (sin restos de aceite).
▶ Posos de café y bolsitas de infusiones.
▶ Restos de plantas, flores, hojas secas, hierba y pequeños restos de poda y huertas.
▶ Palillos
▶ Alpiste.
▶ Cáscaras de huevo.
▶ Tapones de corcho natural.
¿Qué no depositar?
▶ Aceite de cocina o líquidos.
▶ Pañales, compresas y tampones.
▶ Papel higiénico o toallitas.
▶ Ramas de podas.
▶ Restos aspirados o barridos.
▶ Colillas, ceniza, chicles...
▶ Polvo.
▶ Arena para mascotas.
▶ Plástico, vidrio, pilas...