Opinión

Obras son amores

LAS REGLAS DEL juego de los partidos incrementando la apuesta para ocupar espacio y dejar sin recursos dialécticos al contrario supera lo que pueda suceder en una buena partida de mus. La moción del PP sobre el Ave a Lugo, que este martes elevó el tono en el pleno de la Diputación, pudiera entenderse así. Como meramente fallida, siquiera hubiese un brindis al sol, habría que calificar la respuesta del ministro del Interior a una pregunta del portavoz popular en el Senado, José Manuel Barreiro, sobre la construcción de una comisaría en Lugo. La fórmula de estos seriales de mociones, preguntas y declaraciones que nada comprometen no es exclusiva del PP, ni mucho menos. ¿Se trata de neutralizar a quienes reivindican desde otras posiciones o de preparar la alfombra para la llegada de un gran anuncio de obra y que así la capitalicen los propios? Si fuese lo segundo, hasta quedaría bonito. Sería que el ministro del Interior le responde al señor Barreiro que empieza la obra de la comisaría o el ministro de Fomento, Adif y Renfe comprometen acciones concretas y tangibles. Lugo necesita no quedar al margen de la modernización del ferrocarril para las comunicaciones internas en Galicia —medidas en tiempo de recorridos y frecuencias son la expresión de la marginación—. Y Lugo necesita que se facilite la salida vía Ourense por el Ave. Inclúyase en la necesidad de modernización del tren en Lugo, o de mínima atención, el Feve por A Mariña. Sobre el Ave a Lugo es cuestión de no dar más la murga al ciudadano con estrategias partidistas, que nacen y se agotan como finalidad en sí mismas. El recurso al histórico de compromisos es matraca, ya que no se han traducido en hechos. Sería exigible que no se alimenten ficciones con la fórmula de reivindicación. Transmítase el mensaje real al ciudadano. Pídase lo que corresponde. Exíjase lo que es razonable y de justicia.

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