Opinión

Fondos sí, pensiones publicas no

DEFENDER a fondos buitres y atacar a pensionistas de la Seguridad Social está siendo la tarea más consensuada y cotidiana en la que están ocupados economistas, políticos y lobistas junto con las organizaciones empresariales y algún sindicalista despistado que se metió al berenjenal; empeñan todos sus esfuerzos en tratar de mentalizarnos de que el sistema público de pensiones es insostenible, los pensionistas son unos egoístas y los fondos de pensiones promovidos y gestionados por Bancos y Fondos buitres son una panacea.

Con razón decía Julio Ánguita que el movimiento de pensiones tiene que cuestionar el modelo económico sin olvidar que es necesario ir preparando el proyecto al que conducir las movilizaciones para evitar que todo se derrumbe. En su opinión, organizar un plan de trabajo es imprescindible  antes de iniciar una movilización o cualquier cambio y que hay que tener un camino diseñado "para administrar la épica revolucionaria de cualquier movimiento de cambio".

El Movimiento de Defensa de las Pensiones Públicas de la Seguridad Social es consciente de que la enfermedad que achacan al sistema público de pensiones en España es fruto de las medidas tomadas por sucesivos Gobiernos que, unos con modificaciones de la Legislación en materia de Seguridad Social y otros en la laboral o en ambas, nos han traído hasta aquí. Las cotizaciones a la Seguridad Social en España fueron utilizadas para  la edificación de hospitales y otras infraestructuras públicas, incluso para sufragar gastos de defensa, pagar la asistencia sanitaria de asegurados y no asegurados, sin olvidar la utilización de dinero del Fondo de Reserva para la compra de deuda pública española que nadie quería porque no tenía ningún valor. Gracias a eso se rescataron Bancos que mas tarde, cuando obtuvieron pingües beneficios, no devolvieron ese dinero porque el Gobierno les perdonó la deuda.

Tampoco hay que olvidar la sangría que supuso para el Fondo de Reserva la entrad en vigor de la Reforma Laboral de 2012, con el ingente número de despidos que pasaron al paro, la reducción de las cotizaciones por los recortes salariales y las bonificaciones de cotizaciones empresariales a determinados contratos de los que se beneficiaron básicamente las grandes empresas, las cuotas planas de determinados autónomos y la permisividad con la que plataformas digitales y algunos listillos se forraron con las contrataciones de trabajadores como falsos autónomos cuando la realidad es que deberían ser fijos.

Otra razón a para el expolio al sistema de pensiones es la carga por los gastos de gestión que viene soportando a diferencia del resto de los servicios públicos y cuya cifra publicada recientemente en varios medios de comunicación da escalofríos por lo abusiva. En cuanto a las aportaciones al Fondo de Pensiones, conviene no olvidar que pese a estar aprobada su creación en el Pacto de Toledo no se ingresó nada durante todo el tiempo de bonanza y comenzaron a hacerle las aportaciones en los pródromos de la cacareada crisis cuya causa no fue otra que la financiera.

A estas alturas una se pregunta: si todo gasto público se financia con fondos públicos que se nutren de los impuestos y teniendo además en cuenta los gastos ajenos a las pensiones que tan generosamente cubrieron las cotizaciones de los trabajadores, por qué no se complementa con Presupuestos Generales del Estado las posibles necesidades que puedan surgir en el sistema de pensiones?. O por qué no se computa en el Fondo de Reserva el valor de los inmuebles construidos con dinero de cotizaciones y que están dedicados a otros usos?.

Está claro que soluciones factibles hay, pero quienes tienen intereses en el negocio de los planes de pensiones privados sí habían hecho y con tiempo sus deberes como señala Ánguita, pero en este caso los hicieron los poderosos en contra de la ciudadanía.

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