Margarita Ledo retrata la lucha obrera femenina en 'Nación'

La directora de Castro de Rei presenta un documental sobre las reivindicaciones de las trabajadoras de la fábrica de loza Santa Clara, una de las mayores de Galicia, que cerró en 2001
Margarita Ledo. EFE
photo_camera Margarita Ledo. EFE

Las antiguas trabajadoras de la fábrica de cerámica Pontesa inspiraron a la realizadora Margarita Ledo a filmar Nación, una película en la que decide "apagar la oscuridad del silencio sobre las mujeres expulsadas del trabajo industrial" conectando "pasado y presente" y "experimentación, documento y reflexión histórica". 

"Pontesa funcionó como una escuela de organización en todos los sentidos. Allí las trabajadoras consiguieron sentirse ciudadanas, porque tenían un salario y, por lo tanto, tenían derechos", explica Margarita Ledo (Castro de Rei, Lugo, 1951) en una entrevista con Efe, en la que asegura que las trabajadoras, a pesar de estar en un régimen casi de explotación, recuerdan esos años "con felicidad". "Yo trabajo con la memoria, pero con la memoria también como parte de la imaginación. Cuando recordamos ficcionamos y eso se notaba muy bien en ellas, tanto para un extremo como para otro", explica.

Cuando en 2001 Pontesa cerró, no solo lo hizo una de las fábricas de loza más importantes de Galicia, sino también un capítulo en la vida de cientos de trabajadoras, que de la noche a la mañana perdieron parte de su vida y se volvieron invisibles de cara a la sociedad. El capitalismo feroz las despojó de su trabajo pero también las "engañó" durante muchos años para no pagarles el salario que merecían y que décadas después las empleadas siguen reclamando ante la justicia en forma de indemnización

Ledo hace "un cine pequeño, de bajo presupuesto" y en gallego, pues opina que "el derecho lingüistico es el mismo para todas las lenguas"

"Al final estamos en las mismas. Es el capitalismo más salvaje. Dejar a una región completamente desmantelada", afirma la realizadora, que no duda en comparar la historia de estas mujeres con las que viven ahora cientos de empleados de la multinacional del aluminio Alcoa en la comarca lucense de A Mariña.

"La movilización es necesaria, es esa performance en el espacio público que te permite transferir esa injusticia a toda la sociedad. En Alcoa participa todo el entorno, todos están implicados porque forma parte de ese tejido social", explica Ledo, que considera que los sectores claves y "estratégicos" como la energía o el agua deberían ser "públicos". "Ni los recursos minerales ni la energía ni el agua pueden estar en manos privadas. No se puede consentir que África esté destrozada por el coltán o que se de un golpe de estado en Bolivia por el litio", añade la directora.

"En Alcoa participa todo el entorno, todos están implicados porque forma parte de ese tejido social"

Comprometida con las luchas sociales, el feminismo y la memoria, en Nación Ledo combina material de archivo con testimonios reales y secuencias de ficción, un engranaje en el que la realizadora buscaba "la transferencia de unos cuerpos a otros", de las mujeres reales que trabajaron en la fábrica a las actrices que las representan de una forma simbólica. "La parte más escenificada acaba unificando, creando esa atmósfera casi mitológica que configura el relato y permite conocer cómo se produjo el desmantelamiento de la industria de los tres sectores más representativos del trabajo femenino, que fueron la loza, el textil y la comida", explica.

A las mujeres de Pontesa, que "bien podrían ser otras del sistema industrial", les cerraron las puertas del mercado laboral. Sin embargo, ellas no dudaron en luchar, manifestándose e incluso llegando a encerrarse en la catedral de Santiago.

Autora de títulos como Santa Liberdade, Liste, pronunciado Líster o A cicatriz branca, Ledo afirma que en sus trabajos "siempre incluye una parte más subjetiva", una propuesta creativa "cercana a la experimentación", junto al documento y la reflexión histórica", lo que hace que al final en sus películas se "engarcen" materiales de muy distinto tipo. Ya sea un archivo oficial o personal, de baja resolución o sofisticado, para Ledo debe poder "entenderse" y "relacionarse" con el resto de la película, con los testimonios y con las secuencias de ficción, porque para ella el cine, igual que el mundo, representa "muchas capas de tiempos diferentes".

"Trabajo con la memoria, pero con la memoria también como parte de la imaginación. Cuando recordamos ficcionamos"

"La parte documental, la parte de diferentes tiempos y la parte más escenificada o la que simplemente es registro, se van relacionando como se relacionan las cosas en la vida", señala.  Además, como demuestra en Nación, a Ledo le interesa mucho relacionar "lo personal con lo colectivo" y entender que no habla "en nombre de las mujeres", sino "como mujer".

Como catedrática de Comunicación, la directora entiende que es fundamental saber "desde donde se habla", la posición que cada uno toma al hablar. Por eso ella hace un cine "pequeño", de "bajo presupuesto" y en gallego, pues opina que "el derecho lingüístico es el mismo para todas las lenguas".

La realizadora opina el cine es un elemento que configura mucho las sociedades porque "reúne muchos elementos de una cultura" y "puede transmitir argumentos muy fuertes o posiciones claves y entrar en debate en una sociedad", por lo que defiende su lado pedagógico y considera fundamental "la alfabetización cinematográfica". Quizá por eso también le haga especial ilusión recibir el premio Cineuropa, que recoge este miércoles en Santiago de Compostela, y que para ella supone "reconocimiento y visibilidad" a su trabajo. 

Ledo, que además ha obtenido recientemente un premio especial en el Festival de Sevilla, celebra que a pesar de la pandemia "continúen los festivales abiertos como lugares de encuentro" y espera que los expertos utilicen la razón y no automaticen todo, ya que para ella ha quedado demostrado que nadie se contagia en una sala de cine.

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