Galicia, campo de batalla de la política nacional

Aunque Pedro Sánchez pasó de puntillas por las elecciones autonómicas gallegas en su visita a Sigüeiro, sí ve en ellas una buena ocasión de apuntillar a Feijóo despojando al PP de su feudo histórico. Aunque para ello el PSdeG tiene mucho trabajo por delante, empezando por la elección de un candidato que acabe con la actual sensación de incertidumbre. 
Formoso, Pedro Sánchez y Lara Méndez. NACHO SANTÁS (AGN)
photo_camera Formoso, Pedro Sánchez y Lara Méndez. NACHO SANTÁS (AGN)

La poco mediática política gallega siempre tuvo fama de adelantar movimientos y tendencias en clave estatal e incluso de ser un laboratorio para probar experimentos exportables a Madrid, como ocurrió en 2012 con un Age que anticipó de la mano de Beiras y Yolanda Díaz el nacimiento de Podemos. Pero ahora, más que un campo de experimentos, Galicia parece convertida en un campo de batalla del duelo bipartidista PP-PSOE, convertido ya en un duelo casi personalista entre Núñez Feijóo y Pedro Sánchez.

La coincidencia de ambos el domingo en Santiago y Sigüeiro (Oroso) es solo un ejemplo de la relevancia de conceden ambos líderes a un territorio acostumbrado a no contar mucho en el tablero político nacional. Pero hay más: la agenda política gallega lleva tiempo invadida por la estatal y, a las puertas de las elecciones autonómicas, o nadie puede o a nadie le interesa que eso cambie, con la excepción del Bloque.

La relevancia de Galicia para Feijóo es evidente: es su tierra, su casa, su escuela política, su refugio en malos momentos y quién sabe si su retiro en el futuro. Pero... ¿y Pedro Sánchez? ¿Qué se juega él en Galicia?

Pues precisamente poder darle la puntilla –política, claro está– al rival que hasta ahora más lo ha puesto contra las cuerdas. Si al líder del PSOE le salen las cuentas que avanzó en Sigüeiro y es presidente del Gobierno antes de terminar el año, desalojar al PPdeG de la Xunta 16 años después sería un golpe de efecto para erosionar a Feijóo. Pero para conseguirlo, el PSdeG tiene todavía mucho trabajo por delante.

Lo primero era poner en marcha el curso político y para eso fue la exhibición de músculo de la fiesta de Oroso, con la presencia de Pedro Sánchez. Quizás se esperaba algo más del secretario general en clave gallega, como un gesto que confirmase a José Ramón Gómez Besteiro –el favorito– como candidato o alguna referencia a las primarias, pero no fue así. En todo caso, Sánchez sí prometió regresar a dar el callo en la campaña gallega y se le vio feeling con la dirección de la sucursal gallega de Ferraz, sobre todo con Valentín González Formoso y Lara Méndez, a los que tuvo sentados al lado en el acto y con los que compartió comentarios.

Y aunque el presidente en funciones guardó silencio sobre el posible –y cada día más probable– candidato a la Xunta, Besteiro, en el partido creen que ese gesto no era necesario después de que el lucense haya sido elegido por la dirección del PSOE y por el propio líder para abrir hoy la legislatura en el Congreso como ponente para la reforma del reglamento de la Cámara y facilitar así el uso de lenguas cooficiales. Besteiro "vai defender mellor Galicia que Rueda" esta semana, dijo ayer el diputado socialista Julio Torrado, que puso en valor esa designación. Sin embargo, en el PPdeG creen que la elección de Besteiro no es un premio sino un castigo. "Vai xustificar as rectificacións de Sánchez e claudicar ante o independentismo", pero "el ten experiencia en ser submiso".

Un rifirrafe político, el enésimo, que confirma precisamente que Galicia arranca el curso invadida por la agenda política nacional y, además, convertida en un campo de batalla vital para conquistar la Moncloa. 

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