Manuel de Lorenzo
Manuel de Lorenzo

Disculpe, ¿es usted Manuel de Lorenzo?

ME ENCONTRÉ con aquel hombre en el mostrador de facturación del aeropuerto, justo un turno por delante de mí, pero de eso me di cuenta más tarde. En ese momento ni siquiera le presté atención. Fue casi una hora después cuando comencé a hacer memoria para intentar precisar el instante en el que nuestras vidas...

La cena del 14 de febrero

EN LA VIDA resulta clave fijarse en los pequeños detalles. No es agradable darse cuenta de que llevas los calcetines de diferente color. O no acordarse de repostar y quedarse sin combustible a veinte kilómetros de la gasolinera más cercana. O llegar cargado de maletas a la ciudad donde vas a pasar las vacaciones de agosto y averiguar que has reservado...

Chesi, Goytisolo y las Predicciones Catastróficas

AL INICIO de la presentación de la novela Predicciones Catastróficas (Trifolium, 2018), su autor, Chesi —José María Pérez Álvarez para los amigos—, se refirió, casi con vocación redentora, al feliz e inevitable momento en el que todo escritor se da cuenta de que jamás será capaz de escribir...

Me estaba llamando gilipollas

LLEGUÉ A Vilagarcía el sábado a mediodía y me encontré en el ascensor con Humberto, uno de los vecinos que viven todo el año en el edificio. Como siempre, arreglamos el país entre el primer piso y el tercero, despachamos la liga a la altura del cuarto y volvimos a poner el país patas arriba a partir del quinto. Al...

El mejor riff de guitarra de la historia

HABÍA pasado más de una hora desde la última canción de los teloneros y Balaídos comenzaba a impacientarse. Era la típica noche del 18 de julio de 1998 y todo el calor del verano parecía haberse apoltronado sobre la ría de Vigo. Nosotros habíamos estado haciendo cola bajo el sol desde primera hora de...

Por qué odio Madrid

MADRID ES una ciudad excesiva. Cada vez que la visito, recuerdo aquella frase absoluta con la que Borges se refiere a la Ciudad de los Inmortales en El inmortal: "Los dioses que la edificaron han muerto". Nada la ampara ya. Se encuentra a merced de la corriente. Y a esta impresión, como observa el autor, «se agregan otras: la de lo interminable, la de...

Bienvenido a la república independiente de Piñeiro

HABÍA OÍDO hablar de ella, pero me negaba a reconocer su existencia. Su nombre se susurraba con recato en los círculos más privados, a propósito de historias sigilosas que alguna vez se han murmurado en los mentideros de la ciudad. Parecía estar hecha de rumores y de misterio, hasta que la semana pasada, tras contactar con la...

La luz de las estrellas muertas (o volver a casa en Navidad)

MI MADRE me llamó y me preguntó si podía acercarme a su casa. Quería que la ayudase a colocar la decoración de Navidad. A simple vista, me pareció un pretexto inocente para que fuese a hacerle una visita, por lo que acepté sin vacilar. Hay excusas tan evidentes que, a fin de cuentas, son verdad. Hacía tiempo...

Quien bien te quiere, te mentirá

SALÍ A fumar a la puerta del restaurante y lo vi unos metros más abajo, apoyado en un portal, maldiciendo en voz alta la pendiente de la calle, acaso culpando de sus limitaciones cardiovasculares al urbanismo. Se trataba de un viejo amigo. Uno de esos con los que no te apetece cruzarte, ni mucho menos detenerte a conversar, y cuya opinión, en general,...

El miedo hace existir a la tarántula

NO TEMO A demasiadas cosas. No le tengo miedo a los bichos, a las alturas o a la oscuridad. No siento claustrofobia en los espacios cerrados ni tengo miedo a volar. Temo más al pasado, por si algún día se revuelve, que al futuro. Tampoco siento mucho respeto por el miedo racional ni me asusta lo intangible, como la fiebre a Umbral —aquello era...

Fulanito y Menganito

YA VERÁS qué bien, cariño, vamos a pasar la noche en una habitación con jacuzzi". Fue lo único que a mi amigo Fulanito se le ocurrió decir para calmar a su hijo de nueve años de camino al motel. Su idea, desde hacía unas semanas, era pasar con él un par de días en las Rías Baixas. Algunos...

Kafka, una muñeca y un soldadito de plomo

EN ALGUNA parte hay un trastero en el que, poco a poco, todos vamos acumulando viejos pedazos de nuestro pasado. Algo de ropa. Una antigua bicicleta. Dos o tres besos, no muchos más. Aquel atardecer en la playa. Algunas decepciones. Un par de gafas de sol. Lo describía con destreza Mario Beramendi no hace mucho en su blog. El pasado es eso que se va...