Un gran golpe en la vida es comprobar lo que sabías: que tu amor por tus hijos nunca será correspondido en la misma medida. Exactamente igual que les pasó a tus padres contigo
Una tarde de hace treinta años, en una cafetería de Pontevedra le estuve explicando a un compañero de carrera, durante más de una hora, que yo no entendía otra forma de vivir la vida que pensándola.