"El uso de antibiótico como prevención es casi inexistente"

La nueva normativa restringirá más aún el uso de estos fármacos para la producción de leche o carne

La bacteria Legionella.AEP
photo_camera La bacteria Legionella.AEP

El abuso y mal uso de antibióticos en animales de consumo es otro de los motivos del crecimiento sustancial de las resistencias bacterianas en los últimos años, ya que expone a los consumidores a esos fármacos, aunque no sea a través de la administración directa, y los hace más susceptibles a albergar, transmitir y enfermar de una de esas bacterias.

El Plan Nacional contra las Resistencias a Antibióticos incluye en sus medidas a veterinarios y productores para la racionalización y control del uso de esos fármacos, un objetivo importante si se tiene en cuenta que España es el país europeo en el que más antibióticos se administran a animales destinados a alimentación. En 2015, último año estudiado, fueron más de 3.000 toneladas.

Lo que más preocupa a las autoridades sanitarias es el recurso a antibióticos como medida preventiva (quimioprofilaxis) , aplicados en granjas productoras para evitar infecciones, y que acaban en el producto que llega al mercado. "En el caso del vacuno de leche, y también en el de carne, el uso de antibióticos para quimioprofilaxis es casi inexistente", explica Gonzalo Fernández Rodríguez, profesor del área de Sanidad Animal de la facultad de Veterinaria del Campus Terra de la USC. Su departamento ha estudiado qué ocurre con los que se usan para mamitis durante el período de secado, el tiempo de descanso de las vacas en producción de leche, y ha probado que no creaban resistencias.

Pese a todo, coincide con otros veterinarios en que muchos consumidores, por desconocimiento o mala información, atribuyen a productos de origen animal un papel clave en crear resistencias, muy por encima del abuso que los propios pacientes hacen de esos fármacos.

"Se oye eso de que la leche está llena de antibióticos sin saber que los controles son muy rigurosos y constantes. En algunos casos, se le hace hasta 16 análisis al mes", apunta y añade que solo conoce un caso de resistencia bacteriana en vacas productoras de leche, el del Estafilococo epidermidis, pero que es fruto "de un contagio del ganadero a la vaca". En cuanto a las empresas centradas en la producción de cerdos o pollos —en las que el número de animales favorece las infecciones por lo que podrían recurrir más a los antibióticos— señala que "la industria ha tendido a autorregularse y a evitar la quimioprofilaxis".

Entre los cambios que esperan a los veterinarios en los próximos años para reducir las resistencias figura, en primer lugar, renunciar a toda quimioprofilaxis, y, en segundo, en caso de que el animal tenga una infección y sea preciso que reciba un antibiótico, una administración más restrictiva. En los casos de antibióticos que pueden contribuir a favorecer el desarrollo de una cepa bacteriana resistente en humanos, se exigirá al veterinario que realice un análisis que demuestre que, efectivamente, la bacteria sí es sensible a ese antibiótico y que no tiene ninguna otra alternativa de tratamiento.

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