El otro día quedé con mi hija en Santiago, donde acaba de empezar la carrera y está descubriendo esa otra vida, ya adulta, ya independiente, que le está esperando
Un gran golpe en la vida es comprobar lo que sabías: que tu amor por tus hijos nunca será correspondido en la misma medida. Exactamente igual que les pasó a tus padres contigo
Me aventuro a sentarme en una terraza del Paseo de Recoletos. Como voy a venir bastante por la zona, quiero saber si el precio es prohibitivo o no es para tanto.
Ya cansa oír hablar de polarización, de la polarización de nuestra vida política, de nuestro estado general de opinión. Del nuestro y del de medio mundo
Hoy, viernes, me he ido a graduar la vista. Por ahora puedo seguir leyendo sin gafas, porque la miopía todavía le gana a la presbicia. Eso es que aún soy joven.
Un amigo me dice que, cuando opino aquí —las pocas veces que lo hago—, echa en falta algo más de contundencia. No es la primera vez que me acusan de tibio.
Podría escribir el artículo más triste esta noche. De hecho, lo había escrito, pero entonces me di cuenta de que se iba a publicar el día 14, el día del cumpleaños de mi hija, el día que cumple 18. Y…
Celso era el primo carnal de mi abuela paterna, y también su hermano. Así se criaron. Como ella, nació en la aldea de Corvite, en Guitiriz, y acaba de morirse con noventa y cinco años.
He venido a Madrid tras Filomena. Después de dos días haciendo un recorrido de media hora por la nieve, ayer vi el documental Nanuk, el esquimal y me sentí reflejado.