Chatwin parece obsesionado por decir de qué color está pintado todo, cualquier casa, cualquier habitación, la cocina verde donde le dan de cenar, un cercado o una pocilga. También describe las aguas negras y las nubes púrpuras.
Según la RAE, líder es quien conduce un grupo. Wikipedia, en la primera frase de la entrada de liderazgo habla de habilidades gerenciales y, en el tercer párrafo, de neuroeconomía.
Un amigo me dice que, cuando opino aquí —las pocas veces que lo hago—, echa en falta algo más de contundencia. No es la primera vez que me acusan de tibio.
Por salud mental, he decidido volver a tener algo de vida por semana. Preferiblemente, cultural. Por suerte estoy en la ciudad adecuada, entre museos y contenedores.
Podría escribir el artículo más triste esta noche. De hecho, lo había escrito, pero entonces me di cuenta de que se iba a publicar el día 14, el día del cumpleaños de mi hija, el día que cumple 18. Y decidí escribir esto.
Celso era el primo carnal de mi abuela paterna, y también su hermano. Así se criaron. Como ella, nació en la aldea de Corvite, en Guitiriz, y acaba de morirse con noventa y cinco años.
He venido a Madrid tras Filomena. Después de dos días haciendo un recorrido de media hora por la nieve, ayer vi el documental Nanuk, el esquimal y me sentí reflejado.
Me acuerdo perfectamente de cuando, a la vuelta de las Navidades de 3º de EGB, la profesora puso la fecha en la pizarra y escribió, por primera vez, 1978.
Leo Sobre el descrédito de la literatura, con el subtítulo Y otros avisos humanistas. De Carlos García Gual, un señor tan extraño que enseña Filología Griega.
Hacer cosas para que pase el tiempo solo es admisible cuando necesitamos apartar como sea el sufrimiento. Deberíamos no contentarnos con entretenernos.
Dice mi nueva suegra que hay gente que pasa por los sitios, pero los sitios no pasan por ella. Estoy de acuerdo, y creo que son las mismas personas a las que solo les sorprenden las sorpresas.
El domingo por la mañana me despierto y me siento a leer en la butaca de la habitación. Le pido a Marta que no se levante aún, que espere un poco allí. A la media hora, dejo el libro: he acabado El Quijote.
El viernes por la tarde fui a llevar a mi hijo al conservatorio. La profesora de cello tenía en ese momento clase de conjunto, y estaba con cuatro alumnas en el césped de al lado del edificio. Las cinco en cinco sillas, con sus cinco violonchelos y sus mascarillas, tocando.
Cojo el autobús. Al salir de la ciudad cruzó el barrio en el que viví de pequeño, y por la ventanilla voy viendo calles por las que anduve, y que ahora no conozco.
Wislawa Szymborska y T. S. Eliot trataron de reconciliarme con mi propia conciencia, y en gran parte lo lograron. Lo que no consiguieron, sin embargo, fue contrarrestar los efectos de un colchón incómodo.
Estoy viendo The Crown, la impresionante serie sobre Isabel II, por la Gracia de Dios reina del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, y de sus otros Reinos y Territorios, jefa de la Mancomunidad de Naciones y defensora de la Fe.
El avión tiene muchas ventajas, si no se te hace demasiado cuesta arriba enfrentarte al hecho de que un aparato de hierro de varias toneladas de peso, contigo dentro, pretenda flotar en el aire.
Si uno está comiendo una tortilla de Betanzos, en una plaza al sol de otoño, ya tiene mucho a su favor. Y si somos dos, más.Si uno está comiendo una tortilla de Betanzos, en una plaza al sol de otoño, ya tiene mucho a su favor. Y si somos dos, más.
No hay argumento más incuestionable contra la idea de la reencarnación que lo mal que nos desenvolvemos en la vida. No es estadísticamente creíble que todos estemos aún en la fase siguiente a la de sapo
Estamos hablando en una terraza del norte de Madrid. Sigue siendo caro, pero menos que el centro. Mi amigo sostiene que en esta ciudad debe de haber más de un millón de personas con dinero. No millonarias, no realmente ricas, pero sí con dineros, casas donde entran de diez mil euros mensuales para arriba
Me he mudado. Bastante lejos de la Gran Manzana. El viaje que más me gustaría hacer, junto con el Transiberiano, sería a Nueva York, a pasar unos días o, si pudiera, una temporada. Pero ya no sé si alguna vez lo haré. Y, mientras, leo, como leo en lugar de hacer tantas cosas.